Categorías
General

¿Y qué tal si el próximo pódcast de éxito es el tuyo?

En 1886, Heinrich Rudolf Hertz realizó un experimento que demostró que era posible la transferencia de energía utilizando una corriente alterna de alto voltaje. Se producía una chispa entre dos bolas de metal que derivaba en una radiación electromagnética, que se detectaba mediante un aro con una abertura. Sin saberlo, había logrado algo extraordinario.

Tal experimento no tuvo trascendencia, al punto que el transmisor utilizado fue arrumado en el rincón de un depósito en una universidad alemana. Era el segundo paso de una apasionante historia que comenzó en 1865, cuando el físico escocés James Clerk Maxwell afirmó que era posible generar ondas electromagnéticas que se propagaran a la velocidad de la luz.

A la tercera, sin embargo, fue la vencida. En 1896, el ingeniero eléctrico italiano Guillermo Marconi le encontró una aplicación práctica a la teoría surgida del experimento de Hertz. Es lo que se considera la invención de la radio, aunque hay quienes le atribuyen este hecho a Nikola Tesla. Marconi logró una transmisión marítima, al enviar una señal a 30 km de distancia.

Este hecho significó que, a partir de entonces, los barcos fueron dotados con transmisores inalámbricos creados por Marconi. Aquellos, los primeros, transmitían en código Morse. Fue en 1906 cuando se realizó la primera transmisión radiofónica tal y como hoy la conocemos. El responsable fue Reginald Aubrey Fessenden y fue un saludo durante la noche de Navidad.

Se realizó mediante una antena de 128 metros de altura, instalada por la compañía americana National Electric Signaling. Lo curioso fue que este hecho pasó prácticamente inadvertido hasta que en 1950 el físico estadounidense Lee De Forest inventó el triodo, un componente electrónico que permitió la transmisión de música y voz con una fidelidad “aceptable”.

Durante la primera mitad del siglo XX se produjeron significativos avances tecnológicos. Por ejemplo, el altavoz, la posibilidad de cambiar el dial y la primera radio portátil. La creó el estadounidense John M. Stone y pesaba 10 kilos; además, valía 180 dólares, una fortuna para la época (1922). Lo mejor, lo que permitió la masificación, estaba por venir y llegó a mediados del siglo.

Tres ingenieros de la compañía estadounidense Bell, John Bardeen, Walter Brattain y William Shockley, crearon el primer radio transistor. ¿Lo mejor? El tamaño, gracias a que se eliminaron las grandes y pesadas lámparas de las radios de mesa. Fue el comienzo de la edad de oro de la radio, un aparato que se volvió indispensable en los hogares, en la mejor compañía de todos.

A comienzos del siglo XXI, por cuenta de la irrupción de internet, muchos vaticinaron el fin de la radio. Se lo consideraba el más débil de los medios convencionales, pero demostró ser muy fuerte. No solo porque supo adaptarse al reto digital, sino porque, además, se fortaleció en ese nuevo ecosistema. Mantuvo sus características y fortalezas y pudo llegar a nuevas audiencias.

La resiliencia de la radio, así como el arraigo en la cultura popular, le permitieron superar ese escollo. Lo que la mayoría desconoce es que la radio fue el invento que revolucionó la forma en que se realizaban las comunicaciones humanas y la semilla que germinó más tarde en otras tecnologías maravillosas. ¿Cuáles? La televisión, el radar y el internet inalámbrico.

Ahora, no solo existe la radio en línea, sino que el audio se reinventó en un formato que poco a poco gana adeptos. ¿Sabes cuál es? El pódcast. Si bien la esencia de la radio siempre fue la inmediatez, hay una segunda razón por la que se ganó el corazón de las personas: porque es, como decía el eslogan de una cadena radial colombiana, “la mejor compañía”.

El pódcast, además de cumplir con esta premisa básica, es algo así como ‘radio por demanda’, como un streaming de la voz. Algunas de las fortalezas de la radio, como la capacidad para contar historias (Oh, las radionovelas, ¡qué maravilla!), informar y entretener, se mantienen en este nuevo formato, con una característica especial: hay un pódcast para cada gusto.

Es decir, cuando sintonizas una emisora específica estás sujeto a la programación establecida por el equipo que la dirige. En el caso del pódcast, mientras, entras a tu aplicación preferida, buscas el tema de tu interés y… ¡voila!Encuentras una variedad de opciones, incluidos temas como la salud mental o marketing y negocios, que no suelen escucharse en la radio tradicional.

Esta, llamémosla ‘segunda juventud’ de la radio, ha generado un fenómeno al punto que los expertos del mundo digital se atreven a predecir que el audio, en cualquier modalidad, es “el formato digital del futuro”. Me atrevería a decir que ese “futuro” ya está acá, aunque las cifras nos demuestran que, por fortuna, es mucho lo que el audio puede crecer en el entorno digital.

El Global Digital Report 2024, de las consultoras WeAreSocial y Meltwater, nos ofrece una variedad de cifras muy interesantes. Veamos algunas ilustrativas:

1.- El 62,0 % de los internautas entre 16 y 64 años utiliza la conexión de internet para consumir algún pódcast

2.- El principal uso de internet es la consulta de las redes sociales (93,2 %)

3.- El video tiene un lugar de privilegio en las preferencias: el 88,8 % ve televisión en línea y el 76,6 % ve streaming y tv por demanda

4.- Junto con el entretenimiento, la búsqueda de información es un objetivo primordial: el 68,0 % de los internautas lee noticias en línea y el 62,1 % consulta los canales digitales de medios convencionales

5.- El 66,1 % escucha radio en línea y el 64,9 % escucha música en plataformas de streaming

A primera vista, da la impresión de que el audio es un formato rezagado, pero la realidad es distinta. En especial después de la pandemia, ha recuperado terreno y las proyecciones nos indican que en los próximos años escalará varias posiciones. Una tarea en la que el pódcast, sin duda, será protagonista porque cada día suma adeptos y se crean nuevas alternativas.

Según el informe, en promedio una persona pasa 6 h 40 m al día conectado a internet, es decir, al menos la mitad del tiempo que permanece despierta. Sin embargo, dedica solo 49 minutos a escuchar pódcast y 50 minutos a oír radio. De nuevo: lo que vemos es tan solo la punta del iceberg, porque el audio en sus diferentes formatos avanza con rapidez y con consistencia.

radio-podcast

Las estadísticas relacionadas con el audio en línea, según el Global Digital Report, son:

1.- El 49,7 % de las personas ve o escucha videos musicales

2.- El 38,6 % escucha servicios de música en streaming

3.- El 17,9 % escucha radio en línea, principalmente programas temáticos o noticias

4.- El 20,6 % escucha algún pódcast

5.- El 17,2 % escucha audiolibros, un formato que crece con rapidez

Comparado con otros formatos, de nuevo, se antojan números bajos. Sin embargo, no se nos puede olvidar que hace solo 25 años se le aplicaron los santos óleos a la radio y no faltaron los que la declararon ‘muerta’. Además, las generaciones de los 90 y de la primera década de los 2000 prácticamente no escuchaban radio. El formato estaba en crisis y la novedad de internet le pasó por encima.

El comparativo mundial nos indica que una de cada cinco personas escucha un pódcast, el 20,6 por ciento. El país donde mayor consumo de pódcast está registrado es Brasil, con un 39,7 %. Le sigue Indonesia, con 38,2 %, mientras que México completa el podio con 36,6 %. No sé a ti, pero a mí me entusiasma saber que dos de los tres mayores consumidores son de la región.

Suráfrica, con 33,4 %, e Irlanda, con 31,8 %, completan el Top-5. Colombia, donde la cultura de la radio es muy arraigada, ocupa el octavo lugar con 29,6 %. Por arriba del promedio mundial, otros países latinos son España, decimotercero con 27,9 %, y Chile, vigésimo segundo, con 23,4 %. Como ves, el avance ha sido significativo, aunque por fortuna el techo está muy lejos.

Un dato interesante es que el nivel de audiencia de los pódcast es similar en todos los grupos de edades. Las que más escuchan son las mujeres entre 16-24 años, con el 23,6 %, mientras que entre los hombres de 35-44 años llega al 21,1 %. Los mayores de 45 años nos ofrecen cifras que están por debajo del 20 % y son los hombres entre 55-64 años los que menos los consumen (14,3 %).

Algo más: de acuerdo con los datos de la plataforma Spotify, una de las más populares para escuchar música por demanda y pódcast, cuatro de los 20 pódcast más escuchados en 2023 fueron en español. Relatos de la noche, de México, que se centra en esas historias, a veces de terror y de misterio que suceden en nuestras ciudades en la oscuridad, ocupa el puesto 11.

Mientras, el 12 es para Caso 63, de Chile, cuyo enfoque es contar historias de ciencia ficción, que se da como una extensión de las apasionantes radionovelas de antaño. El siguiente lugar, el 13, es para Psicología al desnudo, relacionado con la salud, que surgió en Argentina en la pandemia. Por último, en el 17, está El pódcast de Marián Rojas Estapé, reconocida escritora y psicóloga española.

Recapitulemos: la radio fue el primer medio de comunicación que se metió en el corazón de los seres humanos y desde entonces ha sido una gran compañía y una fuente de información, entretenimiento y, a veces, de educación. Es un formato amable, apto para todos los públicos y que ha demostrado tanto una gran resiliencia como una capacidad para adaptarse.

Sé que producir contenido escrito resulta intimidante para la mayoría y sé también que demanda tiempo, disciplina, preparación y constancia. Y no todos reunimos esas condiciones. Sé que a muchos no les gusta aparecer en cámara y tampoco se animan a aprender de edición de videos, inclusive a través de las múltiples herramientas (app) que están disponibles hoy.

Entonces, queda otra opción: el formato audio, el pódcast. Es más amigable, requieres menos herramientas, lo puedes hacer en vivo o grabado, el contenido y la duración de cada episodio son flexibles y, esto importante, se puede monetizar. Algo más: sin duda, el audio es el formato del futuro próximo, dado que se puede consumir fácilmente, inclusive mientras haces otras cosas.

Moraleja: por un lado, estoy completamente seguro de que, en virtud de tu conocimiento, de tus experiencias y del aprendizaje de tus errores, es mucho lo que puedes aportar. Es mucho lo que puedes ayudar a otros. Es grande el legado que puedes dejar. Recuerda que “lo que no se comparte, no se disfruta”, así que quizás crear un pódcast sea el camino para hacer realidad tus sueños.

radio-podcast
Categorías
General

Quieres publicar un blog: ¿ya definiste la estrategia? Te digo cómo

Comenzar a escribir un blog es fácil, créeme. Si conoces el tema, si en realidad es algo que te apasiona, si te interesa transmitir un mensaje que pueda servir a otros, es fácil. Si dejas atrás los miedos y no prestas atención a lo que otros te digan, si te asesoras convenientemente en el tema tecnológico (en el que incluyo el diseño), si eres disciplinado y comprometido, es fácil.

Si no fuera fácil, entonces, ¿por qué cada día se publican más de 7,2 millones de entradas en blogs en el mundo? La cifra es revelada por el portal InternetLiveStats.com, especializado en estas mediciones y que, por si no lo sabías, se actualiza en tiempo real. Eso quiere decir que en un mes se publican 216 millones de entradas y en un año, 2.628 millones. ¡Toda una locura!

La verdad, son pocos, si tenemos en cuenta que la población mundial ronda los 8.000 millones de personas. Si la mitad de ellas escribiera una y tan solo una entrada al año, serían 4.000 millones. Son pocos a sabiendas de que hoy la tecnología está al alcance de cualquiera, de que las herramientas son fáciles de usar y de que es posible comenzar con las versiones gratuitas.

En mi caso, por ejemplo, cada semana escribo entre 4 y 6 post para diferentes blogs, incluido el mío. Eso significa entre 208 y 312 entradas al año. Y hay personas que escriben con mayor frecuencia. Por eso, justamente por eso, me resulta inexplicable que haya tantas personas con conocimiento valioso que se nieguen el privilegio de compartirlo con otros, de brindarlo a otros.

Muchos lo intentaron, es cierto, pero tiraron la toalla muy pronto. ¿Por qué? Porque fallaron en lo básico, en lo estructural. Voy a decirlo con una metáfora: comenzaron a construir un rascacielos por el penthouse y se olvidaron de lo más importante: los cimientos. Con buenos cimientos, tú puedes construir una casa de una planta o un gran edificio de 300 pisos.

El problema, poque ya sabes que siempre hay un problema, es que se concentran en lo que es accesorio, secundario. ¿En qué? El diseño de la web, el hosting, el logo de la empresa/negocio, la hora de publicación, el SEO (palabras clave y demás enredos) y, lo peor, en las benditas (¿o malditas?) fórmulas para vender que no funcionan porque cometen el mismo pecado.

“Lo primero es la estrategia. Cuando ya la tengas estructurada, piensa en los demás”, es una frase que suelo escucharle a Álvaro Mendoza, mi amigo y mentor. Una premisa que se aplica también a la labor de escribir un blog. Sin una buena estrategia, no importar dónde alojas tu web; no importa qué tan bonito o moderno es el diseño; no importa si cumples a rajatabla con el SEO.

¿Qué es la estrategia? El plan, paso a paso, que implementas y ejecutas para cumplir los objetivos que te trazas. También, las acciones que realizarás para medir tus resultados, para saber si vas bien (o estás equivocado) y qué debes corregir. Así mismo, las herramientas y recursos que requieres para ir del punto A al punto B en el tiempo que has determinado.

Son muchos los que comienzan a publicar en internet, no solo un blog, sino también en redes sociales, y se obsesionan con la idea de acumular seguidores y likes. Si los obtienen, creen que van muy bien, pero más temprano que tarde se darán cuenta de su error. Si no los obtiene, entonces, se desesperan y comienzan a ejecutar acciones aisladas, sin ton ni son. Lamentable.

Veamos, pues, los componentes de una buena estrategia de creación de un blog:

publicar-blog-estrategia

1.- El análisis del mercado.
Es el paso que muchos omiten o que menosprecian. El motivo suele ser que están enamorados de su idea y están convencidos de que la adorará. Debes conocer, con tanta profundidad como sea posible, qué hay en el mercado, cuáles son las opciones mejor valoradas, las más antiguas. Concéntrate en aquellas regiones o países en las que pretendes vender tus servicios.

2.- La competencia.
¿Qué tanta competencia hay? ¿Cuál es la propuesta de valor de cada opción, los servicios que ofrece, los precios? En este punto, el mejor consejo que puedo brindarte es que te conviertas en cliente de esas buenas opciones: compra sus productos y servicios. Testéalos, descubre la calidad del servicio posventa, el seguimiento. ¿Qué tiene que tú no, en qué es mejor que tú?

3.- Tus avatares.
Que, no sobra recalcarlo, son varios, no uno solo. El avatar masculino, el femenino, el público frío y el no avatar (aquel que no es tu cliente), como mínimo. Entiende que no vas a agradarle a todo el mundo, que habrá personas que no estén interesadas en lo que ofreces, que no les va a gustar lo que publicas. Sin embargo, habrá muchas otras que lo adorarán. ¡Encuéntralas!

4.- Propuesta de valor.
¿Qué te hace único y diferente de la competencia? En especial, ¿por qué una persona debe elegirte a ti y no a tu competencia? No cometas el error de creer que la propuesta de valor es un eslogan. Se trata de la capacidad de transformación, inspiración y persuasión incorporada en tu mensaje, en tu producto y/o servicios. La clave: que el mensaje sea poderoso.

5.- El email marketing.
Olvídate de la idea que con publicar en redes sociales es suficiente. El éxito de tu estrategia se determina fundamentalmente de tu capacidad para crear una lista de suscriptores voluntarios que más adelante se conviertan en una comunidad. El email marketing debe ser tu principal aliado para, entre otros objetivos, crear una relación basada en la confianza y la credibilidad.

5.- Canales de promoción.
La mayoría piensa automáticamente en redes sociales, pero hay que tener cuidado. De hecho, he trabajado con clientes que no publican el Facebook o Instagram o que se enfocan en el email marketing. Lo importante es que promociones en aquellos canales en los que en verdad estén tus clientes potenciales, las personas interesadas en lo que publicas, en lo que ofreces.

6.- La frecuencia de publicación.
No porque publiques mucho obtendrás mejores resultados. Mi consejo es que 2-3 veces a la semana son suficientes, en especial cuando estás construyendo una lista. Más que la frecuencia, lo que importa en verdad es que publiques contenido de valor, que aquello que recibe el mercado cumpla con los objetivos primarios de nutrir, educar, entretener y fidelizar.

7.- La temática.
Cuanto más variada sea, mejor. Dentro de tu área de conocimiento y experiencia, claro está, para que tu mensaje sea poderoso y nadie te identifique como un vendehúmo. No te limites a las guías, a las odiosas plantillas o hablar de tus productos o servicios: inspira, invita a la reflexión, haz reír a tu lector, sorpréndelo con tus ideas, encántalo con tu visión del mundo.

8.- El estilo.
Definirlo es muy importante porque le da personalidad a tu marca, lo que te identifica y diferencia del resto de propuestas del mercado. Contempla la extensión de tus escritos, los elementos gráficos que vas a utilizar (y cómo), el tono de tu mensaje y, algo fundamental, la estructura de tus artículos. El estilo hará que el mercado perciba si eres profesional.

9.- El público.
Lo dejé para lo último, pero es de lo prioritario. La estrategia está determinada en función de quién es tu público, de cómo es tu público. Entiende, así mismo, que tus escritos los leerán tanto personas con conocimiento como algunas que quizás sepan muy poco del tema: tu tarea es que todos disfruten lo que leen, que todos aprendan algo, que su tiempo valga la pena.

Fundamental, en este sentido, saber que no escribes para robots (o algoritmos), sino para seres humanos con sentimientos y emociones. Haz que tu mensaje sea inspirador, agradable, empático, que quienes lo reciben queden agradecidos. Por último, no olvides que el mejor negocio del mundo es servir: haz de tus escritos una herramienta para cumplir tu propósito de vida.

Comenzar a escribir un blog es fácil, créeme. Y no necesitas ser periodista o un escritor profesional para crear algo de valor que sea interesante para otros. Despójate del ego, de esa ilusión de ser famoso y reconocido y dedícate a servir con lo más valioso que posees: tu conocimiento, tu experiencia, tu pasión. A esto agrégale una buena estrategia y… ¡triunfarás!

publicar-blog-estrategia