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Quieres publicar un blog: ¿ya definiste la estrategia? Te digo cómo

Comenzar a escribir un blog es fácil, créeme. Si conoces el tema, si en realidad es algo que te apasiona, si te interesa transmitir un mensaje que pueda servir a otros, es fácil. Si dejas atrás los miedos y no prestas atención a lo que otros te digan, si te asesoras convenientemente en el tema tecnológico (en el que incluyo el diseño), si eres disciplinado y comprometido, es fácil.

Si no fuera fácil, entonces, ¿por qué cada día se publican más de 7,2 millones de entradas en blogs en el mundo? La cifra es revelada por el portal InternetLiveStats.com, especializado en estas mediciones y que, por si no lo sabías, se actualiza en tiempo real. Eso quiere decir que en un mes se publican 216 millones de entradas y en un año, 2.628 millones. ¡Toda una locura!

La verdad, son pocos, si tenemos en cuenta que la población mundial ronda los 8.000 millones de personas. Si la mitad de ellas escribiera una y tan solo una entrada al año, serían 4.000 millones. Son pocos a sabiendas de que hoy la tecnología está al alcance de cualquiera, de que las herramientas son fáciles de usar y de que es posible comenzar con las versiones gratuitas.

En mi caso, por ejemplo, cada semana escribo entre 4 y 6 post para diferentes blogs, incluido el mío. Eso significa entre 208 y 312 entradas al año. Y hay personas que escriben con mayor frecuencia. Por eso, justamente por eso, me resulta inexplicable que haya tantas personas con conocimiento valioso que se nieguen el privilegio de compartirlo con otros, de brindarlo a otros.

Muchos lo intentaron, es cierto, pero tiraron la toalla muy pronto. ¿Por qué? Porque fallaron en lo básico, en lo estructural. Voy a decirlo con una metáfora: comenzaron a construir un rascacielos por el penthouse y se olvidaron de lo más importante: los cimientos. Con buenos cimientos, tú puedes construir una casa de una planta o un gran edificio de 300 pisos.

El problema, poque ya sabes que siempre hay un problema, es que se concentran en lo que es accesorio, secundario. ¿En qué? El diseño de la web, el hosting, el logo de la empresa/negocio, la hora de publicación, el SEO (palabras clave y demás enredos) y, lo peor, en las benditas (¿o malditas?) fórmulas para vender que no funcionan porque cometen el mismo pecado.

“Lo primero es la estrategia. Cuando ya la tengas estructurada, piensa en los demás”, es una frase que suelo escucharle a Álvaro Mendoza, mi amigo y mentor. Una premisa que se aplica también a la labor de escribir un blog. Sin una buena estrategia, no importar dónde alojas tu web; no importa qué tan bonito o moderno es el diseño; no importa si cumples a rajatabla con el SEO.

¿Qué es la estrategia? El plan, paso a paso, que implementas y ejecutas para cumplir los objetivos que te trazas. También, las acciones que realizarás para medir tus resultados, para saber si vas bien (o estás equivocado) y qué debes corregir. Así mismo, las herramientas y recursos que requieres para ir del punto A al punto B en el tiempo que has determinado.

Son muchos los que comienzan a publicar en internet, no solo un blog, sino también en redes sociales, y se obsesionan con la idea de acumular seguidores y likes. Si los obtienen, creen que van muy bien, pero más temprano que tarde se darán cuenta de su error. Si no los obtiene, entonces, se desesperan y comienzan a ejecutar acciones aisladas, sin ton ni son. Lamentable.

Veamos, pues, los componentes de una buena estrategia de creación de un blog:

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1.- El análisis del mercado.
Es el paso que muchos omiten o que menosprecian. El motivo suele ser que están enamorados de su idea y están convencidos de que la adorará. Debes conocer, con tanta profundidad como sea posible, qué hay en el mercado, cuáles son las opciones mejor valoradas, las más antiguas. Concéntrate en aquellas regiones o países en las que pretendes vender tus servicios.

2.- La competencia.
¿Qué tanta competencia hay? ¿Cuál es la propuesta de valor de cada opción, los servicios que ofrece, los precios? En este punto, el mejor consejo que puedo brindarte es que te conviertas en cliente de esas buenas opciones: compra sus productos y servicios. Testéalos, descubre la calidad del servicio posventa, el seguimiento. ¿Qué tiene que tú no, en qué es mejor que tú?

3.- Tus avatares.
Que, no sobra recalcarlo, son varios, no uno solo. El avatar masculino, el femenino, el público frío y el no avatar (aquel que no es tu cliente), como mínimo. Entiende que no vas a agradarle a todo el mundo, que habrá personas que no estén interesadas en lo que ofreces, que no les va a gustar lo que publicas. Sin embargo, habrá muchas otras que lo adorarán. ¡Encuéntralas!

4.- Propuesta de valor.
¿Qué te hace único y diferente de la competencia? En especial, ¿por qué una persona debe elegirte a ti y no a tu competencia? No cometas el error de creer que la propuesta de valor es un eslogan. Se trata de la capacidad de transformación, inspiración y persuasión incorporada en tu mensaje, en tu producto y/o servicios. La clave: que el mensaje sea poderoso.

5.- El email marketing.
Olvídate de la idea que con publicar en redes sociales es suficiente. El éxito de tu estrategia se determina fundamentalmente de tu capacidad para crear una lista de suscriptores voluntarios que más adelante se conviertan en una comunidad. El email marketing debe ser tu principal aliado para, entre otros objetivos, crear una relación basada en la confianza y la credibilidad.

5.- Canales de promoción.
La mayoría piensa automáticamente en redes sociales, pero hay que tener cuidado. De hecho, he trabajado con clientes que no publican el Facebook o Instagram o que se enfocan en el email marketing. Lo importante es que promociones en aquellos canales en los que en verdad estén tus clientes potenciales, las personas interesadas en lo que publicas, en lo que ofreces.

6.- La frecuencia de publicación.
No porque publiques mucho obtendrás mejores resultados. Mi consejo es que 2-3 veces a la semana son suficientes, en especial cuando estás construyendo una lista. Más que la frecuencia, lo que importa en verdad es que publiques contenido de valor, que aquello que recibe el mercado cumpla con los objetivos primarios de nutrir, educar, entretener y fidelizar.

7.- La temática.
Cuanto más variada sea, mejor. Dentro de tu área de conocimiento y experiencia, claro está, para que tu mensaje sea poderoso y nadie te identifique como un vendehúmo. No te limites a las guías, a las odiosas plantillas o hablar de tus productos o servicios: inspira, invita a la reflexión, haz reír a tu lector, sorpréndelo con tus ideas, encántalo con tu visión del mundo.

8.- El estilo.
Definirlo es muy importante porque le da personalidad a tu marca, lo que te identifica y diferencia del resto de propuestas del mercado. Contempla la extensión de tus escritos, los elementos gráficos que vas a utilizar (y cómo), el tono de tu mensaje y, algo fundamental, la estructura de tus artículos. El estilo hará que el mercado perciba si eres profesional.

9.- El público.
Lo dejé para lo último, pero es de lo prioritario. La estrategia está determinada en función de quién es tu público, de cómo es tu público. Entiende, así mismo, que tus escritos los leerán tanto personas con conocimiento como algunas que quizás sepan muy poco del tema: tu tarea es que todos disfruten lo que leen, que todos aprendan algo, que su tiempo valga la pena.

Fundamental, en este sentido, saber que no escribes para robots (o algoritmos), sino para seres humanos con sentimientos y emociones. Haz que tu mensaje sea inspirador, agradable, empático, que quienes lo reciben queden agradecidos. Por último, no olvides que el mejor negocio del mundo es servir: haz de tus escritos una herramienta para cumplir tu propósito de vida.

Comenzar a escribir un blog es fácil, créeme. Y no necesitas ser periodista o un escritor profesional para crear algo de valor que sea interesante para otros. Despójate del ego, de esa ilusión de ser famoso y reconocido y dedícate a servir con lo más valioso que posees: tu conocimiento, tu experiencia, tu pasión. A esto agrégale una buena estrategia y… ¡triunfarás!

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Copywriting: las 5 preguntas que debes responder con tus contenidos

La peor de las tendencias actuales en el marketing y los negocios, dentro o fuera de internet, es esa idea de ir persiguiendo las tendencias del mercado. Que no son tendencias, porque se trata más bien de una corriente que interesa a unos pocos, y que tampoco son del mercado, porque es tan solo de un segmento, de un nicho. Sin embargo, son la palabra de Dios.

El mercado, quizás ya lo sabes, quizás ya lo sufres, es una espesa jungla infestada de fieras salvajes y especies depredadoras. Salvajes, depredadoras y hambrientas, dispuestas para devorarte si les das la oportunidad. Fieras y especies que hacen lo que sea necesario, sin límites o escrúpulos, con tal de conseguir lo que desean. Una jungla en la que no es fácil sobrevivir.

El ámbito del copywriting y la creación de contenidos para campañas de markerting, dentro o fuera de internet, es otra jungla. Muy particular, por cierto, porque además está en pleno desarrollo. Es algo que se antoja curioso, porque a diferencia de lo que muchos creen el copywriting no surgió con internet, hace unos 25 años, sino que es un joven dinosaurio.

¿Eso qué significa? Desde siempre, desde la época de las cavernas, el ser humano utilizó el mensaje ligado a las emociones para comunicarse con otros. Para co-mu-ni-car-se, no para vender. Más adelante, por ejemplo, los monarcas utilizaban a los bufones para divertirse, para que les enseñaran, y estos personajes eran, en esencia, mezcla de copywriters y storytellers.

Al servicio de la publicidad, mientras, hay registros de copywriting que datan de finales del siglo XIX, por allá 1880, aunque tomó fuerza a comienzos del siglo pasado. Hace más de 60 años, cuando la radio y los televisores llegaron a los hogares, el copywriting alzó el vuelo. Fue a través de estos mensajes persuasivos que conocimos decenas de productos y decidimos comprarlos.

Hasta que, a mediados de los años 90, hace poco menos de un cuarto de siglo, internet irrumpió en nuestra vida y no solo la cambió radicalmente, sino que nos enseñó una nueva forma de hacer negocios. Que, por supuesto, también incluyó una nueva forma de formular los mensajes, entendiendo eso de nueva forma como nuevos canales, nuevos formatos, nuevos públicos.

¿Entiendes? Lo nuevo no es el copywriting, sino los canales a través de los cuales podemos transmitir el mensaje, los formatos en los que podemos empaquetar nuestro mensaje y los públicos con los que podemos comunicarnos. Entonces, no te equivoques. En especial, no caigas en la trampa de los depredadoresque quieren engañarte, que solo quieren tu dinero.

¿Cuál trampa? Aquella de creer las mentiras que han hecho carrera en el mercado. La primera, que el copywriting es un recurso nuevo. Solo debes preguntarle a Mr. Google y te responderá de manera contundente para desmentir esa tendencia. La segunda, que el copywriting es solo para las grandes empresas cuando en realidad lo que más los necesitan son los emprendedores.

¿Por qué? Porque una empresa grande, del tipo Apple, Coca-Cola o Mercedes-Benz, que cuenta con millonarios presupuestos para campañas publicitarias, puede posicionar un producto muy fácilmente. Una campaña masiva en pocos días logrará milagros. En cambio, un emprendedor, un pequeño empresario como tú, no tiene esa capacidad, no tiene esos millones.

Además, no debes olvidar que hoy el mercado es distinto al del siglo pasado. Principalmente, porque la oferta supera por muchas veces la demanda, porque cada día hay más competencia. Y la peor locura que puedes cometer es aquella de intentar competir por precio, porque es el momento en el que caes en las garras de los depredadores, de las fieras, y te devoran entero.

La tercera mentira es que si utilizas el copyriting en tus estrategias vas a vender más. Esta es una de las piedras con las que más fácilmente tropiezan los emprendedores, en especial, los novatos. Por lo general, pagan fuertes sumas a agencias de publicidad que les prometen el oro y el moro, pero que desaparecen como por arte de magia cuando no producen resultados.

La mentira consisten en que el copywriting no es lo que vende: lo que vende es el buen marketing que hay detrás, el que soporta tu estrategia de contenidos. Puedes contratar al mejor copywriter del mundo, al mejor equipo de copywriters, pero si no hacen un buen marketing, ¡no vendes! Recuerda: el público hoy, está más informado, está más educado.

CGCopywriter

Entonces, no suele caer en las mismas trampas de antaño. No tan fácilmente. Con un agravante: en estos tiempos moderno, gracias a la tecnología nada queda oculto. La cuarta mentira es que si compran unas buenas plantillas tus copys serán irresistibles. Ninguna plantilla es buena simplemente porque va en contra de un principio crucial: lo auténtico.

Es decir, por un lado te dicen que tienes que ser diferente, único y contar con una propuesta de valor que nada más ofrezca. Por el otro lado, simultáneamente, te venden plantillas (con la promesa de que hace magia, es decir, venden millones de dólares), que son las mismas que les ofrecen a todos en el mercado. ¿Y la diferenciación? ¿Y la unicidad? ¿Y la propuesta de valor?

El punto de partida de un buen copywriting es la imaginación, la creatividad que desarrolles, la información que poseas, la honestidad con que hagas tu trabajo. Claramente, el copy+paste no vale, es un engaño, una estafa (y eso, precisamente, son las benditas plantillas). Luego está el conocimiento de las necesidades y de las aspiraciones de tu cliente, de los beneficios de lo que ofreces.

Un buen copy debería responder con suficiencia las siguientes preguntas (¡OJO!, no es una plantilla, sino un modelo que aplico con éxito en mi trabajo):

1.- ¿Qué hay aquí para mí?
La rueda, quizás lo sabes, fue inventada hace mucho tiempo. Y no vale la pena reinventarla. Puede decirse que todo ya fue inventado, así que no te mates la cabeza tratando de vender la idea de que lo tuyo es exclusivo, nuevo, revolucionario. Tu cliente quiere saber si en verdad estás en capacidad de solucionar su problema, de calmar su dolor, de llevarlo adonde quiere ir.

2.- ¿Por qué debo comprarte a ti?
Si te enamoras de las características de tu producto, le restarás valor. En cambio, si te centras en resaltar los beneficios que ofrece le agregarás valor. En otras palabras, los beneficios son la transformación que tu producto/servicio está en capacidad de producir en la vida de quien lo compra. Son únicos y distintos de lo que ofrece la competencia y la razón para que te elijan.

3.­ ¿Qué pierdo si no lo compro?
No te quedes en identificar y agitar el dolor. Es necesario hacerlo para atraer la atención y despertar la curiosidad de tu potencial comprador, pero debes ir más allá si quieres que te compre. Explícale por qué es lo que necesita, por qué no puede perder esta oportunidad, por qué es justo ahora el momento para adquirirlo. El dolor de la pérdida es muy poderoso.

4.- ¿Qué gano si lo compro?
El objetivo del copywriting es darle a tu prospecto razones para justificar la acción que tú le propones. Desde el comienzo, si logras conectar con sus emociones, él quiere comprar, pero necesita que le ayudes a liberarse de la culpa. Muéstrale cómo será su vida si soluciona el problema que lo aqueja, si se termina el dolor que quita la tranquilidad, si cristaliza sus sueños.

5.- ¿Cómo sé que es lo que necesito?
Esa es la labor del copywriting. Tus contenidos deben apuntar a educar a tu prospecto, a nutrirlo con información de calidad que le permita identificar claramente el valor de lo que le ofreces y, en especial, diferenciarlo de lo que brinda la competencia. Educarlo significa que él sea consciente de su necesidad, que entienda y acepte su problema y quiera solucionarlo.

No te dejes llevar por las tendencias, que no son más que mentiras bien disfrazadas. El copywriting no es nuevo, ni es una moda. Desde hace más de 100 años es una de las más poderosas herramientas del marketing, solo que ahora se popularizó gracias a internet. Y olvídate de vender más por la magia de las palabras: sin buen marketing, ¡no venderás!…

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