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El contenido, la herramienta más poderosa para impactar la vida de otros

¿Cómo te fue en 2023 en tu empresa, negocio, emprendimiento o como profesional independiente sin producir y compartir contenido de calidad? No te apures, conozco bien la respuesta: ¡no creas y compartes contenido propio, solo te dedicas a vender (a intentar vender, de hecho). Es una realidad del mercado, uno de los puntos débiles, y también una fortaleza de los exitosos.

Creemos, porque así nos lo enseñaron, que “hacer negocios (o marketing) es vender”, pero no es cierto. Esa fue una concepción popular durante décadas en el siglo pasado. Sin embargo, lo que se impone hoy es distinto: hacer negocios (o marketing) va más allá inclusive de satisfacer necesidades básicas de los consumidores, o sus deseos más fervientes, y consiste en servir.

Cuanto más sirvas, es decir, cuanto más ayudes a otras personas con lo que haces, con tus productos o servicios, con tu conocimiento, más venderás. ¡Esa es la premisa! A eso, justamente, se dedican las marcas, negocios y personas que lideran el mercado, las más influyentes: ayudan a otros. Las ventas, el dinero, llegarán después como una consecuencia lógica de tus acciones.

Ahora, algo que quizás ya sabes o has experimentado: no basta con tener “el mejor producto” del mercado, o “el mejor servicio” al “mejor precio”… No basta. Porque si el mercado no se entera, si tus clientes potenciales no sabes que existes y qué ofreces, ¡nadie te comprará! Será el secreto mejor guardado, una especie de tesoro escondido, y todo lo que hagas será en vano.

El juego del marketing en el siglo XXI consiste en ser visible a la porción del mercado a la que puedes servir con aquello que ofreces, en posicionarte en la mente de esos clientes potenciales para que piensen en ti, y solo en ti, cuando esa necesidad apremie. Y, por último, en comunicar el mensaje adecuado a través del cual puedas conectar con las emociones de esas personas y persuadirlas.

En últimas, entonces, hacer marketing (o vender) es crear y comunicar el mensaje que tu audiencia potencial quiere escuchar. Mensaje que, valga recalcarlo, no es “vender, vender, vender”, es decir, manipular a partir del miedo y forzar la venta. La venta, repito, es una consecuencia lógica de lo que haces (y de lo que no haces), de cómo lo haces y, en especial, del mensaje que comunicas.

Otra puntualización importante: crear contenido de valor NO es hablar de ti, de los cargos que has ocupado, de las campañas exitosas que has liderado para marcas multinacionales de presupuesto millonario. Tampoco es presumir de los autos o las propiedades que posees o del dinero que hay en tu cuenta bancaria. Y no es tratar de venderte como la solución perfecta, en nuevo gurú.

Eso, créeme, a NADIE le interesa, ¡a nadie! Menos, si no eres visible, sino te posicionaste en la mente de tus clientes potenciales y si tu mensaje no llegó a las personas correctas (es decir, a las que padecen el problema que tú puedes solucionar y están interesadas en esa solución). ¿O es que a ti te interesa saber los pormenores de la vida del vecino huraño con el que nunca cruzas palabra?

El objetivo del contenido de valor es atraer la atención de esas personas que están ahí afuera, en el mundo real (NO en redes sociales), primero, y luego despertar su curiosidad. Que en su cerebro se active la pregunta clave, aquella que desvela lo que a esa persona, en realidad, le interesa: ¿Qué hay aquí para mí? Si consigues que esa persona llegue a este punto, habrás ganado una batalla.

Sin embargo, estás lejos de vender. Esa es la realidad. Ese es tan solo el comienzo, el primer paso de la que podría ser una fructífera relación a largo plazo, de un intercambio de beneficios, si los siguientes pasos son los adecuados. ¿Y cuáles son esos pasos? Informar, educar, nutrir y entretener a esa audiencia, a esas personas que atrajiste y a las que les despertaste la curiosidad.

En esa labor, la mejor herramienta es el contenido de valor. No pases por alto la palabra “herramienta”, porque solemos creer que solo sirven o son útiles las que nos proporciona la tecnología. Y no es así, por supuesto. El contenido que aporta valor y llega a las personas que necesitan esa información es más importante que el formato o los canales de difusión.

No te distraigas con esos asuntos que son secundarios. Hay que considerarlos, sí; hay que acertar en la elección, sí; hay que garantizar que la producción sea de calidad (por simple respeto a tu audiencia), pero lo relevante, la razón por la cual tus clientes (potenciales o actuales) consumen ese contenido es porque creen que tiene valor. Es decir, les aporta algo de lo que carecen.

El problema, ¿sabes cuál es el problema? Que a veces, la mayoría de las veces, esas personas no saben que necesitan eso que tú les ofreces. De hecho, ni siquiera saben que padecen un dolor porque las manifestaciones son leves o están controladas, así que en este punto del proceso NO te van a comprar. Es más: no te aceptarán que les hables de tu producto o servicio. No todavía.

Está en una fase de exploración, de descubrimiento, ¿recuerdas? Para él, lo importante en ese momento es saciar la curiosidad que despertaste. Entonces, lo que requieres es información. No de tu producto o servicio, no de tu oferta, insisto, sino de cuál es el problema que lo aqueja, de cuáles son las manifestaciones de ese problema o carencia y de cómo puedes (vas a) ayudarlo.

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En ese contexto, ¿qué tipo de contenido debes crear y compartir? Veamos:

1.- Responder lo prioritario. Es decir, las preguntas básicas, obvias, que tu cliente potencial se hace después de que atrajiste su atención y despertaste su curiosidad. Por eso, debes conocer muy bien a tu cliente potencial, saber con exactitud cuál es su problema y, más importante aún, cuáles son las manifestaciones, pues al fin y al cabo son ellas las que tiene que lidiar, las que lo incomodan.

Un ejemplo: eres un vendedor de autos de alta gama, un segmento muy competido y exclusivo. Tu tarea, entonces, consiste en destacar el diferencial de tu producto (seguridad, bajo consumo, confort) y, sobre todo, explicarle a tu cliente potencial por qué es la mejor elección para él y su familia. Olvídate de las características y del precio: enfócate en crearle la necesidad.

2.- Edúcalo. Una tarea que prácticamente nadie cumple. La mayoría se desboca en la intención de vender tan rápido como sea y fracasa. ¿Y por qué? Porque su cliente potencial no está educado, no sabe que tiene problema, no sabe cuál es el problema, no sabe qué hay detrás de esas incómodas manifestaciones de las que desconoce su origen. Responde sus inquietudes y… ¡lo atraparás!

Un ejemplo: eres un coach y tienes un programa para ayudar a los padres en la crianza de sus hijos entre los 5 y los 15 años, un período apasionante y, a la vez, crítico. Identifica los problemas comunes, bríndales consejos prácticos de fácil aplicación y resultados certeros y enséñales que eso de ser padre es un aprendizaje sobre la marcha. ¿La clave? Enfócate en lo positivo y constructivo.

3.- Conexión emocional. Si no logras conectar con las emociones de tu cliente potencial, ¡no le venderás! Ni ahora, ni después. ¿Por qué? Porque la compra, seguro lo sabes, es la respuesta a un estímulo emocional incontrolable. Si apuntas al dolor, a lo racional, ¡no venderás! La motivación de tu cliente es tu gran aliada: hazle saber que su vida será mejor si obtiene lo que le ofreces.

Un ejemplo: eres un consultor inmobiliario que vende proyectos nuevos en La Florida (EE. UU.). Tus clientes son suramericanos que quiere irse a vivir allá, pero tienen miedo por la legalización del estatus, por la adaptación de sus hijos y, sobre todo, por la plusvalía de su inversión. Cuéntales de esos clientes a los que ya ayudaste, que ya viven allí, y de cómo su vida cambió para mejor.

4.- Inspíralo. La inspiración es el punto de partida de la persuasión, es decir, la estrategia a través de la cual consigues que tu cliente potencial realice la acción que tú le propones y que lo beneficia. La inspiración transporta a esa persona al escenario al que prometes llevarla, ese en el que un aspecto de su vida deja de ser un problema y, por lo tanto, es más feliz, su vida es mejor.

Un ejemplo: eres un profesor de idiomas que ofrece cursos por internet, tanto para niños como para adultos. Explícale a tu cliente los beneficios de dominar una segunda lengua, de cómo esta herramienta le abre puertas y le brinda oportunidades valiosas. Enfócate en que entienda que sus hijos estará un par de escalones arriba del resto de su generación y su vida será más feliz.

Este 2023 se nos escapa de las manos y el corazón le abre las puertas a un 2024 que recibimos con ilusión. Por mi parte, el propósito es continuar en esta cruzada de compartir mi conocimiento y experiencia para guiarte en la tarea de construir y transmitir mensajes poderosos que contribuyan a ayudar a otros. Recuerda: lo que la vida te ha regalado carece de sentido si no lo compartes.

Todos, absolutamente todos, tenemos la responsabilidad de utilizar aquello que hemos atesorado, conocimiento y experiencias, para inspirar a quienes no han gozado de la misma buena suerte que nosotros. Generar un impacto positivo en la vida de otros es la tarea más maravillosa que se nos encomendó y el contenido que creas y compartes es la herramienta más poderosa de que dispones.

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¿Cómo sacar el máximo provecho del ‘copywriting’? 10 fundamentos

En los últimos años, el copywriting se puso de moda. Sin embargo, a diferencia de lo que muchos creen, no es algo nuevo. De hecho, se considera que las pinturas rupestres en las cavernas son el primer indicio de este oficio. ¿Por qué? Eran mensajes (cifrados) a través de los cuales se buscaba inducir una conducta, determinar un comportamiento o difundir una idea.

Y así ha sido siempre, más allá de la evolución propia del ser humano, del oficio y, por supuesto, de las herramientas y los medios. Que son fantásticos, sin duda, pero no son lo más importante. La muestra está en que mucho antes de que existiera internet con su variedad de superpoderes el copywriting ya era un recurso utilizado con excelentes resultados.

Lo primero que hay que establecer, entonces, es que el copywriting no surgió con internet y tampoco se creó para vender por internet. Es decir, no ha sido internet el que impulsó el avance del copywriting, sino justamente lo contrario. Lo que sucede es que, por lo menos en estos confines de Dios, este oficio estaba se restringía a las agencias de publicidad.

Aunque, en el fondo, esa es una versión mentirosa. ¿A qué me refiero? A que el copywriting no es exclusivo de los textos publicitarios o de ventas. Es, seguramente, el uso generalizado, el de mayor frecuencia, pero no es el único. Por ejemplo, si lo piensas, te darás cuenta de que cada vez más las noticias de los medios, en cualquier formato, son un genial libreto de copywriting.

No solo porque cada vez más los medios están hipotecados a los intereses comerciales de sus propietarios y patrocinadores, sino porque se convirtieron también en la cajita de resonancia de los partidos políticos, sectas, equipos deportivos, figuras mediáticas, en fin. Utilizan esta poderosa técnica para transmitir los mensajes que les sirven y para vender sus ideas.

La verdad, simple y llana, es que los medios hoy cada vez son menos de comunicación y, más bien, cada vez son más de influencia, manipulación, de distorsión, de aleccionamiento. Y se apalancan, por supuesto, en el poder del copywriting. Hoy, los medios son peones del juego de los poderosos y su rol consiste en difundir las ideas que a aquellos les interesa transmitir.

Teóricamente, el copywriting es una técnica de escritura, que aprovecha el poder de la persuasión, para motivar acciones específicas por parte de los receptores (clientes o audiencia). “Compre esto”, “Lea esto”, “Vote por este”, “Odie a fulano”, “Rásguese las vestiduras por sutano”, “Este personaje encarna el mal” o “Este otro es la figura del bien”

Un discurso muy elaborado que se apalanca en la retórica, en la repetición incesante de los mensajes, que al final calan bien por la reiteración o porque simplemente dicen lo que las personas quieren escuchar. Es música para sus oídos y la disfrutan, bailan al son que les toquen. Porque, no lo olvides, las palabras tienen un inmenso poder, el de las emociones.

Lo irónico, lo doloroso, es que la mayoría de las personas son víctimas de los mensajes de los que utilizan el poder del copywriting, por ignorancia. Bien porque desconocen la realidad, la historia o porque dan por sentado lo que ven y leen en las redes sociales (el paraíso del fake-news), bien sea porque carecen del criterio para discernir y cuestionar esos mensajes.

Lo curioso, mientras, es que todos, absolutamente todos, utilizamos el copywriting en la vida diaria, sin darnos cuenta. De manera inconsciente, pero consistente. En los mensajes que les enviamos a nuestra pareja, a nuestros hijos, a los amigos, a los compañeros de trabajo o a la persona que nos atiende en el banco, en el supermercado o en la estación de gasolina.

Mensajes que van de lo inocente a lo manipulador, más allá de que la mayoría de las veces no somos conscientes de ello. “Si te comes el almuerzo, te llevo al parque”, “Te querría más si no me acosaras con tus preguntas”, “Todo lo hago por ti, pero no me entiendes” y muchos más que no solo condicional las acciones y reacciones de otros, sino que producen un impacto.

Por supuesto, y esto quiero que te quede claro, el copywriting en sí no es bueno o malo, positivo o negativo, constructivo o destructivo. Depende del uso que cada uno le dé a esta poderosa herramienta y, también, de la persona o audiencia que recibe los mensajes. Y queda claro también que no es una técnica exclusiva de la publicidad, las ventas o los negocios.

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De hecho, la de escribir textos persuasivos (copywriting) es una de las habilidades mejor valoradas hoy en el ámbito laboral. No solo porque es escasa, sino porque hallar copywirters verdaderamente buenos es casi como ganarle el gordo de la lotería. ¡Una suerte! Porque en este campo, como en tantos otros en el mundo moderno, no todo lo que brilla es oro.

Más bien, hay mucho cobre. Lo temibles vendehúmo que pregonan las fórmulas perfectas y cuyo único recurso son las famosas plantillas. Yo, seguramente lo sabes, por mi formación como periodista voy por otro camino y para mí la esencia del copywriting, una técnica que he aprovechado durante 35 años de ejercicio profesional, es la imaginación, la creatividad.

Y soy un convencido de que cualquier persona, sin importar qué haya estudiado o a qué se dedique, requiere desarrollar la habilidad del copywriting. No solo para el trabajo, sino para las relaciones, para estar en capacidad de transmitirle al mundo el poder de tu mensaje. Y si bien es un oficio que se nutre de la práctica, es importante conocer cuáles son sus fundamentos:

1.- La idea.
Es el punto de partida, lo básico: el mensaje que quiero transmitir. Que debe ser puntual, preciso, único. Eso significa que los demás mensajes los dejo para más tarde, para una próxima ocasión. Establece la idea principal y las secundarias y, a partir de ellas, fija la estructura de tu texto. Cuanto más sencilla y clara sea la idea, mucho mejor, porque evitarás las confusiones.

2.- Tu cliente (audiencia).
Es la razón de ser de tu mensaje, sin importar si es de ventas o no. Si el mensaje no lo ayuda, no le sirve de alguna manera, no es la solución a la necesidad que le quita el sueño, carece de sentido. Tienes que conocerlo muy bien, en especial el apartado de las ilusiones, de lo que lo moviliza, porque a través del miedo (o del dolor) no harás que ejecute la acción que sugieres.

3.- El objetivo (1).
¿Cuál es la acción que pretendes que realice a partir de tu mensaje? Este objetivo debe estar en concordancia con la idea y, por ende, tiene que ser específico, claro. Además, inspirador, porque de lo contrario no conseguirás que actúe. Es lo que en marketing conocemos como el call to action o llamado a la acción. Si es confuso, si despierta dudas, no lo movilizará.

4.- El objetivo (2).
Tu mensaje debe apuntar a una y solo una necesidad de tu cliente (audiencia). No te creas un superhéroe que puede salvar el mundo, que va a acabar con todos los problemas. Si asumes esa actitud, difícilmente atraerás su atención. Un problema, una solución; una necesidad, una solución. Después, si puedes, si estás en capacidad de hacerlo, avanzas con las demás.

5.- Sé positivo.
La vida, por sí misma, ya es lo suficientemente dura como para que tu mensaje le ponga sal a la herida. Sé positivo, constructivo, inspirador, y así no solo conseguirás atraer la atención de tu cliente potencial, sino que generarás confianza y empatía. Además, quizás no lo sabes, 9 de cada 10 copywriters se enfocan en el dolor y en forzar la venta. ¡Sé positivo, sé distinto!

6.- Sé honesto.
Es una cualidad muy valorada por el mercado, porque hay demasiados vendehúmo, muchos tramposos. Una venta o una acción cuyo punto de partida es el engaño o la manipulación es un búmeran que se devolverá y caerá sobre ti. Créeme que una de las recompensas maravillosas de ser copywriter es la incomparable satisfacción que sientes cuando ayudas a una persona.

7.- Beneficios, no características.
Un mensaje enfocado en tu ego (YO), en las características o el precio de tu producto o en el dolor (problema o necesidad) de tu cliente potencial será como un globo pinchado que se desinfla lentamente. Dale poder a tu mensaje, transmite la transformación que tu producto o servicio está en capacidad de obrar, cuéntale cómo mejorará su vida. ¡No vendas, persuade!

8.- Cuida el lenguaje.
No solo porque las palabras tienen un inmenso poder, el de las emociones, sino porque debes evitar caer en la tentación de la voz del experto. Si tu mensaje está cargado de palabras raras o difíciles de comprender, de ideas confusas o abundan las referencias ególatras (YO), perderá poder y/o nadie lo entenderá. Cuando más simple y claro, mejor. ¡No escribas, conversa!

9.- Dirígete a una persona.
Sí, conversa. Como cuando estás en una cafetería con tu pareja o un amigo. Y háblale de manera sencilla, amigable, empática, sin olvidar que, aunque tu mensaje sea de interés para muchas personas, para miles, tú te diriges a una sola. Si el mensaje es poderoso, si es lo que esas otras personas, miles, necesitan, por identificación tarde o temprano las atraerá.

10.- Sé agradecido.
Desarrollar la habilidad del copywriting es una excelente forma de agradecerle a la vida por cuanto te da, por las bendiciones que llueven sobre ti y los tuyos de diversas formas. Utiliza, aprovecha el poder de las palabras para retribuirla. Transmite tu conocimiento a otros, inspíralos y ayúdalos a construir su mejor versión. Esas, créeme, son palabras que valen oro.

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