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Las claves creativas del contenido de impacto para 2024, según Adobe

Parte del bombardeo mediático al que somos sometidos a diario, en especial en esta época de comienzo de año, es el de las tendencias. Los gurús que presumen de la bola de cristal nos dicen cómo, según ellos, va a ser la vida en prácticamente todos los ámbitos. Predicciones que lejos están de ser inocentes, que responden a intereses particulares y por lo general no se cumplen.

El diccionario nos dice que tendencia es “Propensión o inclinación en las personas y en las cosas hacia determinados fines”, por un lado, o “Idea religiosa, económica, política o artística que se orienta en determinada dirección”. Las famosas tendencias no son más que una herramienta de los estrategas de la manipulación para guiarnos hacia un objetivo o comportamiento específicos.

¿Recuerdas la minifalda? A mediados de los años 60, esta diminuta prenda, revolucionaria y contestataria para la época, causó un gran revuelo. Surgió en Inglaterra y por cuenta del cine y la televisión cruzó el Atlántico y en Estados Unidos causó furor. Allí se convirtió en tendencia y en una moda que, hoy todavía, se resiste a desaparecer. Y cada tanto regresa, claro, como una tendencia.

Las tendencias intentan fijarnos un camino: cuantas más personas decidan tomarlo, mejor para quienes crearon y están detrás de ella, de quienes reciben los mayores beneficios (en especial, los económicos). O, quizás, una idea a partir de la cual un político o un partido político establece un mensaje. En Colombia, por ejemplo, el “Nos vamos a volver Venezuela” causó grandes estragos.

Fue una tendencia enarbolada por líderes de opinión, medios de comunicación, catedráticos y ciudadanos del común afines con la ideas de la derecha extrema. Estigmatización, discriminación y polarización fueron algunos de los resultados de ese camino que muchos decidieron seguir. Uno que, con el paso del tiempo, desveló una mentira y dejó traslucir, más bien, intereses ocultos.

Eso, sin embargo, no significa que todas las tendencias sean manipuladoras o perversas, porque las hay positivas. O que tengamos que hacer caso omiso de ellas. Cuando no están revestidas del halo de la manipulación, las tendencias nos sirven para conocer comportamientos predecibles de las personas, del mercado. Que, valga recalcarlo, no son verdades sentadas en piedra, irrefutables.

Son menos subjetivas que la intuición, la simple sospecha o el olfato, que muchas veces son el soporte de las decisiones de personas o negocios. En el mundo actual, especialmente en el nivel de las grandes ligas, las marcas y empresas se toman muy en serio las tendencias. Sí, que son dictadas por ellas mismas en función de sus intereses, pero no están tan contaminadas por la manipulación.

Si bien me confieso contrario a las tendencias, y dudo de la veracidad de la mayoría, hay casos que, sin duda, vale la pena considerar. Por estos días, en internet me encontré una publicación en la que Adobe, el gigante de servicios digitales en la nube, padre de la suite de Photoshop y muchas más aplicaciones fantásticas, expuso las que, a su juicio, serán las “tendencias creativas de 2024”.

¿Qué nos propone Adobe? “Contenidos (básicamente, imágenes) relajantes, creativos, dinámicos y llenos de nostalgia”. ¿De qué se trata? Contenidos que combinan inteligencia artificial (¡claro, no podía ser de otra manera!) y 2D y 3D, entre otros elementos. Sin embargo, no es algo cosmético, estético, porque lo fundamental es el mensaje, el impacto que puedes transmitir con palabras e imágenes.

Veamos un poco de qué se trata cada una de las propuestas de Adobe:

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1.- Contenidos relajantes.
Hoy, más que nunca, después de episodios traumáticos que marcaron nuestra salud mental como la pandemia, sin dejar de lado la agobiante cotidianidad, el ser humano busca paz y tranquilidad. El equilibrio es una prioridad y, a diferencia de lo que sucedía en el pasado, las personas estamos más abiertas a cambios y desapegos si lo que obtenemos a cambio es mayor bienestar general.

En términos de consumo de contenidos, son cada vez más las personas que se incomodan por tanta sangre, tanto dolor, tanta toxicidad. Somos más sensibles a ciertos estímulos negativos o agresivos a los que estábamos acostumbrados o a los que no les prestábamos atención. Hoy, en cambio, nos incomodan y queremos evitarlos, queremos sustituirlos por positivos y constructivos.

“Las marcas pueden aprovechar para incorporar elementos visuales fluidos y relajantes que calman los sentidos”, dice Adobe. A eso le agregaría mensajes que te inviten a reflexionar, a cuestionarte sin juzgarte, a explorar para conectar con tu poder interior y sacar a relucir tu mejor versión. Son contenidos inspiradores, propositivos, que sean fuente de paz y tranquilidad, y de felicidad.

2.- Asombro y alegría.
Hoy, producto de los duros golpes recibidos en los últimos años, y también de la incertidumbre reinante, las personas queremos vivir no solo experiencias nuevas, sino que además sean gratificantes, enriquecedoras y divertidas. Aquello de “la vida es un ratico” dejó de ser el coro de una conocida canción del colombiano Juanes y se convirtió en la premisa de vida de muchos.

Estamos aquí, en este mundo, para aprender y disfrutar, no para sufrir. Si bien lo que sucede a alrededor en la mayoría de las ocasiones es ajeno a nuestro control, también es cierto que la calidad de las experiencias que vivimos está determinada por las elecciones que hacemos, por las decisiones que tomamos. Y queremos consumir mensajes que nos hagan reír, que nos reconforten.

En ese contexto, no solo es crucial el contenido de tu mensaje, sino la forma en que lo emites, lo presentas. El uso de herramientas como la inteligencia artificial y otras más, los videos cortos y las imágenes atractivas te ayudarán a generar un mayor impacto. Por supuesto, lo crucial es el valor que puedas transmitir: sorprende a tu audiencia, rompe esquemas y, sobre todo, ¡sé auténtico!

3.- Dinamismo.
La dinámica de la vida es el cambio, ¿lo sabías? Más en estos tiempos modernos en los que los cambios se suceden con tanta rapidez que a veces no los percibimos, no los disfrutamos. Si bien el ser humano suele resistirse al cambio, a salir de la zona de confort, los últimos acontecimientos nos han enseñado que esa es una necedad: los cambios se darán, aunque nos guste o no.

Si bien es errado decir que los contenidos estáticos están en desuso, la verdad es que los que incorporan dinamismo, con efectos 2D y 3D, son los que mayor impacto generan hoy. Y, no lo olvides, deben ser divertidos, también. En medio de la estresante rutina, de la caótica realidad, el ser humano (¡todos!) busca pequeños oasis que le aporten algo de relax, le arranquen una sonrisa.

Ten cuidado de no sobrepasar el límite de lo agradable: exceso de efectos, más si no son útiles para darle fuerza al mensaje que transmites, es perjudicial. Estos elementos son convenientes si ayudan a que tu mensaje genere un mayor impacto y, además, sirvan para diferenciarte de la competencia. No temas en probar otros formatos, pero tampoco caigas en la trampa de las múltiples identidades.

4.- La nueva nostalgia.
Recordar es vivir, ¿cierto? Más si se trata de recuerdos gratos de la infancia y la juventud, en especial. Lo retro, quizás lo sabes, siempre está de moda, ¡siempre! Reconectar con ese pasado grato y feliz es una de las estrategias de persuasión más efectivas que utilizan las marcas y los líderes que influyen en el pensamiento y, por ende, en el comportamiento de las personas.

Cuando somos sometidos de manera repetida a estímulos negativos, dolorosos, los seres humanos nos aferramos a lo que nos brinda paz, tranquilidad y felicidad. Por eso, recurrimos al baúl de los recuerdos de la memoria, en especial, de los positivos e inspiradores. Esa conexión con el pasado es muy poderosa y, además, inevitable, una tendencia en la que Adobe es toda una experta.

Los contenidos que involucran experiencias a través de las cuales tu audiencia pueda sentirse identificada, y cuyas raíces estén en un pasado de grata recordación, son pertinentes. Lo que no puedes perder de vista es la importancia de la conexión emocional: es a través de ellas que puedes atraer la atención de otras personas. Esa es la gran oportunidad para transferirles valor.

Repito: no soy muy amigo de las tendencias, pero, esta en particular me llamó la atención. ¿Por qué? Porque más que una tendencia para 2024 es una necesidad del mercado en estos momentos en los que la salud mental está golpeada y el bienestar es prioridad. Hay demasiada pornobasura en internet, en los medios, en la vida real, y el único antídoto efectivo es el contenido de calidad.

Este fenómeno de infoxicación, de contenidos tóxicos que nos abruman, sucede en particular porque las personas, como tú, que están en capacidad de generar contenidos de valor, no lo hacen. Por miedo, por pensar que a nadie le interesará, por creer que la gente está muy ocupada y no le prestará atención, por lo que sea: ninguna de estas razones es cierta, es tan solo una excusa…

A este mundo le faltan personas que se despojen de sus miedos, de las prevenciones del qué dirán los demás, y se atrevan a compartir aquello tan valioso que atesoran: su historia, su conocimiento, sus experiencias, el aprendizaje de sus errores y, sobre todo, su mensaje. Más que una tendencia creativa, como las definió Adobe, se me antoja una oportunidad de darle al mundo tu legado. ¿Te animas?

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¡Feliz Año Nuevo! Mientras haya un mañana, habrá una oportunidad

Siempre me gustó llevar la contraria y casi siempre que lo hice me fue bien. Claro, alguna que otra vez tuve que pagar un costoso precio, pero a la larga el balance es muy favorable.

Esta vez, debo confesarlo, no fue premeditado. Fue, más bien, producto de la resistencia, de la resiliencia, de la pasión y de la disciplina exhibida los últimos años. Una recompensa.

2020 fue, seguramente, el año más duro de la vida de muchas personas. De un día para otro, la vida a la que estábamos acostumbrados cambió y nos sometió a difíciles pruebas.

Algunos, tristemente, no pudieron superarlas. La vida nos los arrebató de manera dolorosa sin siquiera darnos la oportunidad de darles un adiós, de acompañarlos en ese último viaje.

La vida, sin embargo, es como una montaña rusa: mientras unos suben, otros bajamos, y viceversa. Quizás por eso este 2020 fue el mejor año de mi vida de los últimos 10.

Hace años, también tuve una crisis, ¿o fueron varias simultáneas? Malas decisiones, malas compañías, malas energías y la sumatoria de las anteriores me pusieron en aprietos.

Como tantas personas lo hicieron en 2020, hace años tuve que cambiar hábitos, realizar una profunda limpieza y cuidar de mí y de mi círculo cercano. ¡Fue una transformación!

Cambié el rumbo de mi vida y de mi trayectoria profesional. Tras tocar fondo, tras estar completamente roto, no hubo más remedio que recoger y pegar los pedacitos.

Un proceso que en los últimos cuatro años me llevó por los insondables y maravillosos caminos del marketing, un universo en el que hallé nuevas oportunidades de crecimiento personal y profesional.

Un proceso de aprendizaje y enriquecimiento espiritual que explotó este 2020. Un año en el que, gracias a Dios, todo lo que me ocurrió fue positivo, con grandes logros y satisfacciones.

No puedo negar que me sentí extraño porque mientras tantas personas la pasaban realmente mal, yo cosechaba los frutos que sembré tiempo atrás. Una cosecha que, valga decirlo, fue abundante.

Jamás me faltaron clientes, mi trabajo fue reconocido y agradecido, viví mi primera experiencia como conferencista en un evento internacional y cristalicé el sueño de mi página web.

No tengo nada que reprocharle a 2020. Solo me dio felicidad, alegrías, más allá de la incomodidad que significó el confinamiento, dejar de hacer cosas que me gustan o dejar de ver a mis amigos.

Hoy agradezco que nunca me rendí, que aprendí a rodearme de las personas ideales para crecer, que aposté por mis dones y talentos y que nunca dejé de aprender, ni de intentarlo.

Ese, precisamente, es mi mensaje en este saludo de Año Nuevo: cree en ti, confía en que lo mejor está por venir, deja tu vida en manos de Dios y aprovecha cada día como si fuera el último.

Lo que siembres hoy lo cosecharás mañana. Es una ley de la naturaleza. Hay que tener paciencia, pero trabajar y trabajar mientras tanto. Y rodéate de quienes te ayuden a ser tu mejor versión.

Un día malo, un año malo, no es tu destino, no es tu vida. Mientras exista un mañana, siempre habrá una oportunidad. Y depende de ti aprovecharla para cambiar esa situación negativa.

Si crees que puedes y trabajas para conseguirlo, lo conseguirás. Sea lo que sea. Aprende que el único fracaso es renunciar a tus sueños, dejar de luchar por aquello que te hace feliz.

Te envío un cálido saludo de Año Nuevo y un fuerte abrazo con la esperanza de que este año que comienza sea para ti tan positivo y constructivo como 2020 lo fue para mí.

Que ojalá en 2021 podamos compartir muchas experiencias gratificantes y enriquecedoras, que podamos escribir juntos un historia que deje recuerdos imborrables.

Que tengas paz y tranquilidad, salud y felicidad, prosperidad y abundancia. Que cumplas muchos sueños, conozcas personas maravillosas y disfrutes de la vida junto con los que amas.

¡Feliz Año Nuevo!

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Navidad es dar, compartir, agradecer y ser luz para otros

Desde niños, nos enseñan que la Navidad es pedir. Y durante muchos años lo hacemos con ilusión, con emoción, con devoción y, a veces, con ambición. Y les enseñamos a otros a pedir.

La vida, sin embargo, me enseñó que el verdadero sentido de la Navidad, el valor real de esta celebración, está en compartir y agradecer. No se trata de recibir, sino de dar.

Cuando recibes, si no agradeces y compartes, la acción de quien te entregó algo concluye ahí. En cambio, cuando agradeces y compartes también multiplicas y generas un efecto poderoso.

Cuando das, de manera genuina y desinteresada, aquello que sale de ti encierra un increíble poder transformador. Cuando das, la vida se activa para recompensar tu generosidad.

Que en esta celebración de la Navidad haya muchos motivos para agradecer lo que hay en tu vida y también, mucho por compartir. Que en esta Navidad solo tengas razones para sonreír y abrazar.

Que en esta celebración de la Navidad las risas ahoguen tus penas y que tus oraciones traigan paz, tranquilidad y abundancia para ti y los tuyos, y puedas compartirlas con otros.

Que cada luz que se prenda ilumine tu vida, tu casa, tu trabajo. Que cada deseo se haga realidad y que sean solo positivas y alegres las emociones que te embarguen en esta celebración.

GRACIAS por ser parte de esta incipiente aventura que es CarlosGonzalezCopywriter.com. Por tu apoyo, por tu confianza, por permitirme compartir contigo algo de mí, esta Navidad será feliz.

GRACIAS por aceptar mi invitación para despertar ese buen escritor que hay en ti. Estoy seguro de que, con disciplina, constancia, buena actitud y disposición positiva pronto verás los resultados.

¡Feliz Navidad! Que la magia de esta fecha riegue bendiciones en tu vida y multiplique todo aquello que das, compartes y agradeces.