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Estos son los 5 emails que debes enviar en tu primera secuencia

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El email, que apareció en nuestra vida en la segunda mitad de los años 90, pero se demoró casi una década en consolidarse, hoy es una herramienta imprescindible. Ya no solo para recibir y enviar correos electrónicos, su uso básico, sino que ahora también es la puerta de entrada a múltiples beneficios. Sin una dirección de correo electrónico, eres un cavernícola.

¿Por qué? Porque es el pasaporte para registrarte en un banco, en las redes sociales o en los servicios de suscripción (streaming, televisión, telefonía, plataformas digitales). También, para suscribirse a una newsletter, a un curso virtual, a la base de datos de un mentor. Para muchas cosas, la dirección de correo electrónico es más útil que el documento de identidad.

Recuerdo que, por allá en 1997, cuando “eso de internet” despertaba más incertidumbre y temores que ilusión, tener una cuenta de correo electrónico era un lujo. Significaba que en tu casa o en tu trabajo había un computador (de escritorio, por supuesto). En esa época, hace menos de 30 años, la conexión era a través de la vía telefónica: ruidosa e inestable.

Algunas personas abrían la cuenta, pero no recibían correos. ¿Por qué? Porque la promesa de ‘la red de redes’, como nos vendieron internet, era precaria. Y, además, eran escasos los proveedores de servicios: Yahoo! y AOL proporcionaban cuentas de correo electrónico y la conexión a internet casi siempre había que piratearla porque la suscripción era costosa.

Por fortuna, el vehículo de la tecnología viajaba a velocidades asombrosas. A la vuelta de unos pocos años, tener un computador en casa ya no era un lujo, las conexiones mejoraron y aparecieron actores como Hotmail o Gmail, que facilitaron que el uso del correo electrónico se popularizara. Luego, la irrupción de las redes sociales lo convirtió en algo ‘obligatorio’.

Según el portal australiano ProsperityMedia, cada minuto se envían 150.000 correos, lo que se traduce en más de 215 millones al día. ¡Una barbaridad! Una de las explicaciones es que la mayoría de las personas tenemos más de una cuenta de correo electrónico y que este se convirtió en la principal herramienta de comunicación en el trabajo, a nivel interno y externo.

Mientras, el Digital Global Report 2025 nos dice que al menos 5.560 millones de personas son usuarios individuales de internet. Eso significa casi el 70 % de la población mundial. En Estados Unidos, el 93,3 % de los ciudadanos usan internet, mientras que en Suramérica es el 83,2 %. La región con menor penetración de esta tecnología es el oriente de África (28,5 %).

Al comienzo, en los años 2000, los correos electrónicos se restringían al ámbito laboral y la mayoría eran gestionados (recibidos y respondidos) desde computadores del trabajo. Hoy, en cambio, gracias al teléfono móvil, casi la mitad de los correos (46 %) se abren en este dispositivo. El 85 % de los usuarios consulta sus cuentas a través de un smartphone.

El impacto del email responde a que posee una serie de superpoderes. ¿Sabes cuáles son?

1.- Personalización. No solo el diseño, no solo el saludo, sino en especial, el contenido. Es decir, darle a quien lo recibe justo lo que desea o necesita. Crucial para generar confianza

2.- Segmentación. No importa el tamaño de tu audiencia, la cantidad de suscriptores que hay en tu base de datos. Contenidos creados para públicos definidos, con intereses afines

3.- Automatización. Hoy disponemos de una diversidad de plataformas, muchas gratuitas, que nos permiten el envío masivo y el ahorro de tiempo a través de la programación

4.- Alto retorno de inversión (ROI). El resultado de tus campañas de email marketing es mejor que la publicidad. Por su bajo costo, puede impulsar los ingresos de tu negocio

5.- Comunicación directa (relaciones). Conexión directa, sin intermediarios, que facilita la interacción. Fomenta la confianza y la credibilidad, promueve y fortalece las relaciones

6.- Formato flexible. Al comienzo, solo se podía enviar texto sin formato. Hoy, los emails son interactivos, pues permiten incluir imágenes, color, videos, animaciones, archivos…

7.- Medición y optimización. Una de las características más importantes. Puedes hacer un seguimiento detallado para establecer el comportamiento de tu audiencia. ¡Es oro puro!

8.- Pruebas A/B. Una función, muy útil y poco utilizada, que se complementa a la perfección con la segmentación y la medición y optimización. Ideal para conocer a tus audiencias

9.- Fuente de tráfico orgánico. Si tienes otras propiedades digitales, como una web, a través del email puede enviarle tráfico orgánico (gratuito) de prospectos cualificados. ¡Eureka!

10.- Posicionamiento. A largo plazo, si nutres y fortaleces la relación con tu audiencia, te posicionas como una autoridad. Ninguna otra herramienta te da resultados similares

Moraleja

Este es el mensaje que quiero que grabes en tu mente (posa el 'mouse' para seguir)
Escribir buenos emails o crear secuencias de email de impacto no es un arte, ni una ciencia y tampoco es un privilegio o un don. Se trata de una habilidad y, como tal, cualquiera la puede aprender y desarrollar.

Todos recibimos y enviamos innumerables correos electrónicos cada día. Es el canal de comunicación por excelencia en el trabajo y en los negocios, también en las relaciones. Por eso, justamente, resulta insólito que haya tantas personas que digan que les cuesta escribir un email y transmitir un mensaje o, peor, que deleguen esa tarea en la inteligencia artificial.

Para tratar de solucionar el problema, la mayoría suele optar por dos caminos. El primero, el famoso y patético copy + paste, que pisotea la personalización y le resta poder al mensaje. El segundo, hacer uso de las plantillas que los vendehúmo promueven como hacedoras de milagros, pero que tampoco sirven. Email sin originalidad y autenticidad es pura basura.

Lo mismo sucede con las secuencias de emails, que son una herramienta poderosa en procesos como lanzamientos o captación de prospectos (o suscriptores). En este último caso, se recomienda que una vez la persona se suscriba a tu lista de correo pongas en marcha una estrategia de seguimiento, la misma que muchos llaman ‘de bienvenida’.

Algunos la implementan, pero cometen errores básicos que la echan a perder:

1.- Dan rienda suelta al ego, es decir, se limitan a hablar de sí mismos, de su empresa, de sus “maravillosos productos”, de sus hazañas, de sus bienes, de su cuenta bancaria…

2.- Se lanzan a vender en frío, sin caer en cuenta que la relación apenas comienza, sin saber si esa persona que se suscribió necesita o busca lo que pueden ofercerle…

3.- Hacen un mal uso del storytelling y se dedican a contar historias sin contexto, sin un propósito claro. Las historias son útiles si están respaldadas por una buena estrategia…

4.- Se empeñan en enviar mensajes relacionados con temas que nada tienen que ver con su especialidad o con el producto o servicio que ofrecen. Al final, distraen a sus prospectos…

La única justificación de esta primera secuencia, la de ‘bienvenida’, es comenzar a aportar valor. ¿Eso qué quiere decir? Que el contenido de tus correos electrónicos debe apuntar a establecer, nutrir y fortalecer el recién creado vínculo con tu prospecto. En últimas, se trata de comenzar a conversar con esa persona, generar una interacción auténtica y fluida.

Ahora, por favor, no caigas en la trampa de creer que hay una fórmula secreta o un libreto perfecto para escribir emails o para crear esta primera secuencia. El contenido de esos mensajes depende, fundamentalmente, de las características de tu audiencia, de la calidad de la relación que hayas establecido con esas personas. Todo lo demás es humo…

Una propuesta de secuencia es la siguiente:

1.- Email # 1 – Hazlo sentir importante. No solo es darle las gracias por suscribirse, sino hacerle saber que todo lo que haces y cómo lo haces tiene un porqué: ÉL, tu suscriptor. Dile que le vas a dar valor sin restricciones y que no escatimarás esfuerzos para ayudarlo

2.- Email # 2 – Infórmale qué esperas de él. La clave es que entienda que una relación es algo de dos, un camino de doble vía. Exprésale que su retroalimentación es valiosa, recalca que los resultados esperados solo serán posibles en la medida en que esté comprometido

3.- Email # 3 – Comparte algo de tu historia personal. NO toda tu historia personal. ¿Por ejemplo? El hecho que marcó el antes y el después de tu transformación. Cuenta qué vivías antes y cómo vives ahora, el bienestar que disfrutas. Sé auténtico y empático

4.- Email # 4 – Explica el proceso. ¿Qué haces?, ¿cómo lo haces?, ¿qué recursos y ayudas usas?, ¿cómo se miden los progresos? Cuanto más claro sea este mensaje, mejor porque así conseguirás que esa persona esté comprometida. Ah, no te olvides de las recompensas…

5.- Email # 5 – Pídele una primera acción. Nada trascendental, solo para animarlo a dar un primer paso, para saber si te sigue. ¿Por ejemplo? Que responda una pregunta, que vea un video, que descargue un reporte que preparaste especialmente. Una acción sencilla, rápida

El objetivo de esta primera secuencia es determinar la temperatura de ese prospecto. En otras palabras, es un filtro que te permitirá establecer en qué punto del proceso se encuentra. Es un primer indicio para determinar qué clase de contenido requiere para avanzar. Y no te extrañes si en el camino algunos se dan de baja: es autoselección…

Escribir buenos emails o crear secuencias de email de impacto no es un arte, ni una ciencia y tampoco es un privilegio o un don. Se trata de una habilidad y, como tal, cualquiera la puede aprender y desarrollar. ¿La clave? Date una oportunidad. No uses inteligencia artificial para escribir tus correos: intenta conectar como ser humano. Te aseguro que no te arrepentirás…

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Los 8 pilares de la confianza: ‘caras vemos, corazones no sabemos’

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En estos tormentosos tiempos de vendehúmos, suplantaciones por cuenta de las increíbles herramientas de inteligencia artificial y fake-news que nos distorsionan la realidad, hay un valor que marca la diferencia. ¿Sabes cuál es? La confianza. Escasa como la paciencia, la confianza es la cura a las desconexiones humanas producto de las conexiones digitales.

No, no es un juego de palabras, sino una realidad. Vivimos la era de las promesas de humo, de las palabras huecas, de la urgencia desesperada, de la inmediatez inconsciente. Es un mundo en el que la realidad supera a la ficción. También, en el que a las apariencias se les otorga mayor credibilidad que a la profundidad, en el que la coherencia sucumbe al ego.

No, no es una realidad exclusiva de los canales digitales. Sucede también en la vida real. Basta que voltees la cabeza y, discretamente, mires a tu alrededor. “Caras vemos, corazones no sabemos”, reza el dicho. Más que rostros, son máscaras que ocultan lo que las personas no quieren exhibir para no sentirse vulnerables, para evitar ser juzgadas o discriminadas.

Ventas forzadas, manipulaciones descaradas, decepciones garantizadas. Con tan poca o ninguna autenticidad, con tanta falsedad, es imposible inspirar. Para ello, es indispensable la confianza. Como lo es, también, para establecer lazos fuertes, vínculos sólidos y relaciones a largo plazo. Sin confianza no puedes construir nada de valor, nada que dure más que un suspiro.

La pregunta obvia es ¿cómo desarrollar la confianza?, o ¿cómo logar que otros confíen en ti? La respuesta nos la ofrece David Horsager, CEO del Trust Edge Leadership Institute. Por si no lo conoces, es un reconocido autor, asesor de líderes, de empresas (Toyota, Delta, FedEx), de equipos deportivos (Yankees) y del Departamento de Seguridad Nacional, entre otros.

Él desarrollo un método práctico que traspasa, por mucho, los límites de la teoría. Se llama Marco de 8 pilares, a través del cual desglosa la confianza en 8 pasos tangibles, claramente identificables, por medio de los cuales es posible construir una cultura de sólida confianza. Lo mejor, ¿sabes qué es lo mejor? Que los resultados que se obtienen son medibles.

Todo lo que tiene valor se basa en la confianza. Pagarás más por una marca de confianza, seguirás al líder que te inspire confianza y le comprarás al vendedor de confianza. Además, la confianza es la singularidad de los más grandes líderes, organizaciones y marcas que dejan huella y son capaces de construir un legado. La confianza es la causa raíz de su éxito.

Veamos cuáles son esos 8 pilares:

1.- Claridad – La gente confía en lo claro y desconfía de lo ambiguo.
La mayoría de los mensajes que recibimos a diario, de todas las fuentes y a través de todos los canales, están encriptados. ¿Eso qué significa? Incorporan mensajes subliminales, no dicen todo lo que deberían o no lo dicen como deberían. Preocúpate porque quien recibe tu mensaje sepa cuál es tu misión, tu propósito; sé transparente, sé valiente: te lo agradecerán.
Clave: cuando tienes claras las prioridades, te vuelves más productivo y efectivo.

2.- Compasión – La gente confía en aquellos que se preocupan más allá de sí mismos.
La confianza, seguro lo sabes, es un privilegio de los seres humanos. Escuchar. Cuidar. Preocuparse genuinamente. Ser generoso emocionalmente. La compasión no es debilidad, es un acto de fortaleza ética. Y en un entorno plagado de ego, es también una forma de liderazgo. La gente elige a quienes realmente muestran intención genuina de ayudar.
Clave: “Haz a los otros lo que te gustaría que te hicieran a ti”

3.- Carácter – La gente valora a quienes hacen lo correcto antes que lo fácil.
Los líderes que han construido este pilar hacen constantemente lo que hay que hacer cuando hay que hacerlo, tanto si tienen ganas de hacerlo como si no. Es el trabajo de la vida hacer lo correcto en lugar de lo fácil. El carácter es lo que haces cuando nadie te ve, cuando te quedas, aunque podrías salir corriendo; cuando dices la verdad, aunque podrías mentir.
Clave: el que siembra la semilla de la confianza, cosecha gratitud y marca la diferencia.

Moraleja

Este es el mensaje que quiero grabes en tu mente.
Escasa como la paciencia, la confianza es la cura a las desconexiones humanas producto de las conexiones digitales. La confianza es la base sobre la cual se construyen las relaciones entre los seres humanos. Sin ella, no hay relaciones.

4.- Competencia – Las personas confían en los que están preparados y se mantienen capaces.
Ser buena persona no basta. Es algo que comprobamos todos los días, sin excepción. El mundo actual nos exige algo más, un poco más. Hay que ganarse la confianza ya no con una narrativa calculada, sino con hechos. Con coherencia. Con consistencia. Con humildad para reconocer que debes aprender cada día. Y con el coraje para trabajar en mejor siempre.
Clave: no puedes enseñar a otros lo que no sabes hacer o lo que no haces bien.

5.- Compromiso – La gente cree en aquellos que soportan la adversidad.
La gente confió en el general George Patton, Martin Luther King Jr., Mahatma Gandhi, Jesús y George Washington porque vieron su compromiso y sacrificio por el bien común. Cuando está respaldado por hechos, el compromiso genera confianza. La gente confía en quienes cumplen sus promesas, son coherentes y transparentes más allá de su propio interés.
Clave: la confianza florece cuando no te escondes en los momentos de incertidumbre.

6.- Conexión – La gente sigue a quienes conectan con autenticidad.
Nada de vendehúmos, nada de oportunistas que se aprovechan de su vulnerabilidad. La gente quiere seguir, comprar y estar cerca de aquellos que están dispuestos a conectarse y colaborar. La confianza tiene que ver con las relaciones, y las relaciones se construyen mejor cuando hay una conexión genuina. Desarrolla el rasgo de la gratitud, y serás un imán.
Clave: los seres humanos confiamos en quienes nos miran a los ojos, sin máscaras.

7.- Contribución – Pocas cosas generan confianza más rápido que los resultados reales.
Al final del día, la gente necesita ver los resultados. Puedes tener compasión y carácter, pero sin los resultados que prometiste, la gente no confiará en ti. “Obras son amores y no buenas razones”, reza el dicho. Prometer, dar, cumplir, aportar, ser útil, esa es la cadena virtuosa del éxito. Olvídate de vender humo, de inflar logros, de ensalzarte, de alimentar tu ego.
Clave: cuando contribuyes de forma honesta, genuina, inspiras a otros a seguir tu camino.

8.- Consistencia – Las pequeñas cosas, hechas constantemente, marcan la diferencia.
Si tienes sobrepeso, es porque no te alimentas bien, sano, no porque ayer hayas comido demasiado. Es lo mismo en los negocios. Las pequeñas cosas que se hacen constantemente producen un mayor nivel de confianza y mejores resultados. Y en la vida, también. No confiamos en quien brilla hoy y mañana desaparece. Confiamos en quien está presente, siempre, sin falta.
Clave: la confianza no necesita espectáculo, exige autenticidad, transparencia y honestidad.

Estos ocho pilares no son solo una lista para inspirarte, tampoco un libreto paso a paso que debas seguir al pie de la letra. Se trata, más bien, de un espejo. Uno en el que todos, sin excepción, podemos mirarnos. Porque todos tenemos la capacidad de fortalecer la confianza que generamos. Todos podemos elegir ser más confiables. Más coherentes. Más humanos.

En el ámbito laboral, por ejemplo, antes de que les paguen más, antes de recibir mayor autonomía, antes de un ambiente de trabajo más divertido, las personas quieren confiar en su liderazgo. Y, sobre todo, imploran que confíen en ellas. Porque la confianza es la base sobre la cual se construyen las relaciones entre los seres humanos. Sin ella, no hay relaciones.

Recuerda, eso sí, que no puedes dar a otros lo que no está dentro de ti. Entonces, empieza por confiar en ti mismo, por hacer las paces con tu pasado, por liberarte de la carga de las emociones. Construye confianza a partir de tu integridad, de tu honestidad, de ser fiel a tu palabra, de perder el miedo a la vulnerabilidad. Confianza y coherencia van de la mano.

Asegúrate de que lo que piensas, lo que sientes, lo que dices y lo que haces esté alineado con tus principios y valores. Con tus metas, con tu propósito de vida. Preocúpate porque tu mensaje, lo que comunicas, esté respaldado por hechos y, sobre todo, por el ejemplo. Sé inspiración y aprovecha el privilegio de crear vínculos sólidos, confiables y humanos.

El mensaje que quiero que grabes en tu mente es que la confianza es una elección, una decisión. La mentira, la falsedad, la traición, vender humo, no es un error involuntario, sino un acto premeditado que dinamita la confianza. Por el contrario, cada acto coherente, honesto y transparente; cada mensaje inspirador fortalecerá tanto tu confianza como tu credibilidad.

Lo que los vendehúmo y los manipuladores no reconocen es que las mentiras no solo engañan, sino que también rompen. A veces, inclusive, las pequeñas, mentiras, las inocentes. Hacen daño porque son acciones conscientes, premeditadas, lanzadas con la intención de herir. Las mentiras acaban con la confianza, destruyen relaciones, provocan el caos.

Todos tenemos derecho a equivocarnos, todos decimos mentiras algunas veces. Somos humanos. Sin embargo, es un deber, una responsabilidad, corregir, enmendar. Es un deber y una responsabilidad, también, ser conscientes de poder de las palabras, de los mensajes, del impacto que pueden producir. Y, sobre todo, de su poder, de su impacto, para generar confianza.