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La marca (el mensaje) eres tú: 5 claves para potenciarla

¿Sabías que todo lo que haces, y cómo lo haces, es un mensaje poderoso? ¿Y que aquello que no haces también comunica? Es lo que conocemos como personal branding o marca personal. Un concepto que, si le preguntas a Mr. Google, te informará que fue acuñado por Tom Peters, un escritor estadounidense, en el artículo titulado The Brand Called You (La marca llamada tú).

Se publicó en la revista Fast Company, el 31 de agosto de 1997. La idea básica del texto es que cualquier persona, toda persona, debe verse a sí misma como una marca que está en constante competencia con otras marcas (otras personas) en procura de atención. Según Peters, el conocimiento, las experiencias y las habilidades son la base de la marca personal.

Asegura, así mismo, que para influir en el mercado, en otras personas, es indispensable construir una marca personal poderosa, fuerte. Es, precisamente, lo que cada día vemos en personalidades como políticos, artistas (cantantes, escritores, actores) o deportistas, entre otras, que transmiten un mensaje que es consumido por sus seguidores y grandes audiencias.

“Tu marca es lo que dicen de ti cuando no estás presente”, es una frase que se le atribuye a Jeff Bezos, el fundador de Amazon, y que resume a la perfección el sentido de la marca personal. Es, en otras palabras, el impacto (positivo o negativo) que generas en otras personas en cada una de tus interacciones con ellas, la huella que dejas en la vida de otros con tu mensaje.

Desde siempre, en el ámbito de los negocios se habló de marca, pero referida a las empresas, a los negocios, no a las personas. Fue solo después de la irrupción de internet, más el artículo de Peters, cuando se comenzó a hablar de las marcas persona. En un comienzo se concibió como algo exclusivo de los famosos, las figuras públicas reconocidas, pero ahora se generalizó.

¿Eso qué significa? Que todos, absolutamente todos, somos una marca personal. Lo irónico es que muchas personas no lo entienden o no lo perciben así y menosprecian el impacto que están en capacidad de generar. O, peor aún, se dedican a imitar a algún personaje público con la idea de que ellas también serán adoradas, de que el brillo de la estrella las cobijará.

Todos, absolutamente todos, nos convertimos en una marca personal el día en que nacemos y la construimos hasta el día en que morimos. Lo hacemos de manera consciente o inconsciente. Por supuesto, quienes entienden su importancia y trabajan para potenciarla son aquellos que mayores réditos obtienen. Es decir, mayor influencia ejercen sobre los que los rodean.

Hoy, gracias a las poderosas y recursivas herramientas que nos ofrece la tecnología, hay una gran cantidad de influenciadores. Una tendencia que ha ido en crecimiento impulsada por las astronómicas cifras que estos reciben por cuenta de la publicidad y, también, de la cantidad de seguidores que acumulan. La mayoría de ellos, sin embargo, son unos payasos ridículos.

Su virtud, seguramente la única, es saber sacar provecho de los bajos instintos de una audiencia en busca de mecanismos de escape a una realidad agobiante y traumática. Por lo mismo, también son estrellas fugaces que brillan un corto tiempo y luego desaparecen, se extinguen. Bien sea porque entraron en desgracia, bien porque el público se aburrió de ellas.

Hoy, igualmente, no importa a qué te dedicas, qué cargo ocupas o qué tan reconocido eres: todos, absolutamente todos, necesitamos ser una marca personal. Una consciente, una que sea coherente, una que aporte valor a su entorno, una capaz de dejar huella (o legado) en este mundo. Una que, sobre todo, tenga la capacidad de inspirar a otros a ser su mejor versión.

Con tu conocimiento, las experiencias que has vivido, el aprendizaje surgido de tus errores, más los dones y talentos que te regaló la naturaleza, ya eres una marca personal poderosa. ¿Lo sabías? ¿Eres consciente de ello? ¿Lo aprovechas? ¿Ya definiste el mensaje que quieres transmitir? ¿Ya sabes cuál es la marca personal que te identifica y cómo comunicarla?

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Veamos algunas claves que seguro te van a ayudar:

1.- Autenticidad.
¿Sabes por qué son efímeras las marcas personales hoy? Porque son burdas copias de otras marcas. Así de sencillo, así de triste. El mercado te adorará o te odiará, porque esa es la realidad, por ser tú, tú mismo, auténtico. Si te empeñas en ocultar tus defectos o debilidades o, de otro modo, por mostrarte perfecto, tu marca será rechazada por no ser auténtica.

Ya eres distinto, así naciste: un modelo único e irrepetible. No tienes que imitar a nadie, no puedes copiar a nadie. Además, lo que el mercado anhela es encontrar marcas personales poderosas y auténticas que lo puedan inspirar, que sean honestas y coherentes. Si no eres auténtico, no eres una marca personal: tan solo, quizás, puedas llegar a ser una buena copia.

2.- Mensaje.
No puedes salvar al mundo, así te empeñes. Nadie, en solitario, puede hacerlo. Sin embargo, y esto es maravilloso, todos podemos cambiar algo de nuestro mundo, de nuestro entorno, con pequeñas acciones que generar grandes y profundos cambios. Olvídate de las frases bonitas y sonoras, de los clichés que pululan en internet, de los libretos perfectos que tantos pregonan.

¿Cuál es tu mensaje? Una vez lo hayas definido y lo compartas con las personas correctas, es decir, con aquellas que se identifican con tu propósito de vida y están dispuestas a recorrer el camino contigo, se creará una poderosa cadena de intercambio de beneficios. El poder de tu marca personal es tu mensaje. Lo demás, todo lo demás, es accesorio, segundario o irrelevante.

3.- Tu historia.
No eres un superhéroe y no vas a salvar al mundo, eso está claro. Pero, eso no es un problema. ¿Por qué? Porque tu mayor valor, tu principal activo, es precisamente ser una persona común y corriente que consigue logros extraordinarios, que deja huellas positivas y profundas. Algunos se esfuerzan en mostrarse como víctimas de la vida y solo logran despertar lástima.

Más que saber de tus dificultades, que por supuesto son pertinentes, lo que el mercado quiere saber es cómo las superaste, a qué recurriste (y si funcionó) y quién te ayudó. Y no te olvides de lo más importante: cuál fue el resultado obtenido, es decir, cómo es tu vida hoy, después de sufrir esa transformación. Utiliza tu historia para inspirar a otros a que tomen acción.

4.- Los errores.
Aparecerán en el camino. Y tu tarea no consiste en tratar de evitarlos, porque no lo lograrás, sino en aprender de ellos. Un error no es más que una oportunidad de aprendizaje, una lección que la vida te ofrece para que te des cuenta de algo que no funciona o que haces mal. Es tan solo un llamado de atención, así que no te obsesiones con él y continúa con tu camino.

Las marcas personales poderosas no son perfectas, porque nadie lo es. Son, precisamente, las que han aprendido de sus errores y, lo mejor, han dejado atrás esos acontecimientos y no los cargan consigo. Eso sí: cuanto más rápido te equivoques, más rápido aprenderás y, además, es muy probable que el precio del error sea menor. Aunque te equivoques, cree en ti.

5.- Coherencia.
Con la autenticidad, son las características fundamentales de tu marca personal. Lo que piensas, lo que sientes, lo que dices y lo que haces (y cómo lo haces) debe estar conectado. No puede haber vacío o incoherencias (contradicciones) porque, de lo contrario, tu marca se irá abajo. Lo mejor, ¿sabes qué es lo mejor? Que ser coherentees más fácil de lo que se antoja.

¿Cómo lograrlo? Ser auténtico, tener claro tu mensaje y la forma de transmitirlo y, en especial, dedicarte a servir a otros. Esa es la clave: servir. Cuanto más sirvas, mayor será el impacto positivo que puedas provocar y, por ende, mayor la huella que dejarás. Coherencia + servicio desinteresado son los ingredientes de la fórmula del éxito en cualquier actividad en la vida.

Vivimos la era de las marcas, pero de las marcas personales. Hoy, especialmente si eres de quienes vivimos de nuestro talento y conocimiento, sabes que TÚ ERES LA MARCA. Todo el tiempo encarnamos un mensaje poderoso y todo el tiempo nos vendemos, nos ponemos a disposición de otros. Por eso, es imprescindible trabajar tu marca, desarrollarla y potenciarla.

Tu marca personal te acompañará hasta el último de tus días y, además, cuando tú te vayas de este mundo permanecerá acá, en la memoria de quienes te conocieron, de aquellos con los que tuviste contacto, en los que recibieron tu impacto positivo. No te definen un cargo, un salario, unos bienes o lo que acumulas en redes sociales: lo que te define es tu marca personal.

Moraleja: lo primero es ser consciente de que eres una marca personal y, después, darte a la tarea de trabajar en ella. Cada día. Con consistencia, con disciplina. Siguiendo un plan y unas estrategias específicas. Y, lo más importante: transmitiendo un mensaje poderoso que les aporte valor a otros, que deje huella en su vida, que garantices que serás inolvidable.

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¿Qué sí y qué no es un ‘copywriter’? Claves para ser uno bueno

Para algunos, se trata de una moda, de algo que llegó recientemente al mercado. Ahora, abres tu navegador y encuentras una multitud de avisos que te invita a convertirte en copywriter. De hecho, la gran mayoría de esas propuestas te promete fórmulas sencillas y efectivas para ganar “miles de dólares desde tu casa”. Una carnada atractiva que, tristemente, muchos muerden.

Ser copywriter es un oficio interesante y hasta divertido si sabes a ciencia cierta en qué te metes. Porque, si te dejas llevar por lo que dice el mercado, si no marcas un límite, si no defines los productos o servicios que vas a ofrecer, te vas a meter en un gran lío. ¡Te lo garantizo! Porque en el mercado existe la concepción de que el copywriter es algo más que una fina navaja suiza.

Hay una de ellas que, por ejemplo, tiene 40 herramientas y más de 50 servicios. Sirve prácticamente para todo lo que necesites en casa. Y eso, justamente eso, es lo que esperan algunos clientes de ti cuando eres copywriter: que lo hagas todo (aquí, el prácticamente sobra). Que escribas, seas experto editar y producir videos, actúes como community manager y más.

También quieren que escribas su emails, hagas su hoja de vida y, “si te queda un tiempo”, que les corrijas el informe que tiene que presentar en su trabajo. Ah, y algo muy importante: que cobres bien barato, porque “te estoy haciendo el favor de contratarte a ti y no a otro”, argumentan. Y ni se te ocurra apagar el celular, inclusive el fin de semana o en la noche, “por si te necesito para algo”.

En el pasado, hace no muchos años, un copywriter estaba condenado a trabajar en una agencia de publicidad. En ningún otro lugar había cabida para él. Los que eran buenos de verdad en el oficio, entonces, tenían una buena remuneración y se hacían de un prestigio. Hoy, sin embargo, en esta era digital que lo cambió todo y que nos obliga a transformarnos, a adaptarnos al nuevo entorno.

Que nos exige aprender más, desarrollar nuevas habilidades y saber un poco de todo, aunque sea tan solo lo básico. Hoy, para las empresas, para los negocios, la prioridad es ser visibles en internet, conseguir un buen posicionamiento en los buscadores y estar en capacidad de interactuar con su audiencia o, cuando menos, de responder los comentarios en redes sociales.

El problema, porque siempre hay un problema, es que se concibe que el trabajo del copywriter se circunscribe a estas labores, además consideradas menores, pero se espera que su trabajo se traduzca en ventas. Sí, que las publicaciones en Facebook, Instagram, Tik-tok o Twitter no solo atraigan clientes potenciales, sino que muevan la caja registradora. ¡Es lo único que importa!

Es este, entonces, cuando conviene aclarar algunos puntos que están confusos: ¿qué no es un copywriter?

1.- No es el genio de la botella.
Es decir, no es que frotas una botella, aparece un genio con poderes extraordinarios y te concede algunos deseos. El valor de un buen copywriter está no solo en su experiencia, sino en su especialización. Es decir, no puede ser un todero, no debe ser un todero, no puedes esperar de él que haga todo lo que se requiere en el ecosistema digital. Él es un especialista, tenlo en cuenta.

2.- No es un vendedor más.
Los textos persuasivos, por muy bien escritos que estén, por más que estén enfocados en las necesidades de tu cliente potencial, no venden por sí mismos. Este contenido está diseñado para llamar la atención de tu audiencia y generar su curiosidad, pero lo que realmente vende, lo único que vende, es la calidad del marketing que tú puedas hacer, las estrategias que desarrollas.

3.- No es un community manager.
La gestión de las redes sociales es una de tantas especialidades requeridas hoy en el entorno digital, pero no necesitas un copywriter para esta labor. Sería comprar un lujoso Maserati para transitar a 30 km/h en medio de los atascos del tráfico de nuestras ciudades. Es decir, un total desperdicio. Aprovecha su talento en algo que valga la pena, tanto para él como para ti.

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4.- No es un diseñador gráfico.
Quizás, en especial si es un nativo digital, tu copywriter sepa grabar, producir y publicar videos o, también, maneje Canvas y pueda crear algunos post para tus redes sociales. Sin embargo, no asumas que es un diseñador gráfico, no exijas que cree piezas publicitarias más elaboradas, porque ese no es su trabajo. Como dicen en la calle, “cada loco con su tema”.

5.- No es una secretaria.
Que conste que no tengo nada en contra de las personas que desempeñan ese noble oficio. Sin embargo, ser copywriter es algo distinto. Un copywriter te puede corregir un texto, eventualmente te orienta en la redacción de un informe, pero su trabajo no es ese. Su tarea consiste en generar contenido para nutrir y educar a tu audiencia, en generar confianza y credibilidad; no lo olvides.

Ahora, veamos la otra cara de la moneda: ¿qué sí es un copywriter?

1.- Es un escritor profesional.
Como tal, su trabajo merece respeto y, además, tiene derecho a cobrar lo que le parezca, lo que cree que valen sus servicios. Otro tema es si tú decides pagar por eso, pagar esa tarifa. Un copywriter es alguien que siente pasión por la comunicación y el lenguaje, un oficio que demanda dedicación, esfuerzo y, algo muy importante, continuo aprendizaje.

2.- Es un creativo.
Es decir, no es una máquina, tampoco es un robot. Tiene buenos días y otros malos, momentos de lucidez y otros, de dificultad. Necesita un buen ambiente para desarrollar su creatividad, para producir bien. Además, y esto es algo que muchos omiten, necesita tiempo. Está capacitado para trabajar bajo presión, siempre y cuando esa presión no se convierta en un obstáculo creativo.

3.- Es un compañero de equipo.
Eso significa que necesita ayuda, tu ayuda, para realizar un buen trabajo. Instrucciones claras y precisas, material de referencia y de apoyo, una retroalimentación positiva y constructiva. Si quieres que el trabajo un copywriter dé los resultados que necesitas y esperas, tu acompañamiento, asesoría y guía son imprescindibles. Consiéntelo, no te arrepentirás.

4.- Es tu puente con el mercado.
Hoy, la clave del éxito de tu negocio o empresa radica en tu capacidad para comunicarte con el mercado, para conectar con tus clientes y atender sus deseos. Para ello, necesitas conocer cómo son, qué quieren, cuál es su dolor, con qué sueña. Hay muchas formas de conseguir esa información, pero ninguna mejor que un buen contenido de interacción.

5.- Es tu mejor aliado.
Por si no lo sabías, todos, absolutamente todos los referentes del mercado, en cualquier industria que investigues, tienen detrás un buen copywriter. ¿Por qué? Porque saben que su posicionamiento y visibilidad, la confianza y credibilidad que les brinda el mercado, surge del contenido de calidad que este produce. Detrás se cada caso de éxito hay un copywriter.

Ser copywriter está de moda, pero no es una moda. Es uno de los oficios más antiguos del mundo, uno que siempre ha estado presente en el marketing, uno que muchas veces representa la cara oculta del éxito de una empresa, empresario o emprendedor. Si logras entender cuál es la naturaleza de su trabajo, lo apoyas y lo arropas adecuadamente, él te ayudará mucho.

Un último apunte: si eres periodista o comunicador, si te apasiona escribir y comunicar mensajes, si sueñas con ser copywriter, solo puedo decirte que nunca hubo un mejor momento que este para comenzar, para darte a conocer en el mercado. La clave, en todo caso, es no ser uno más de tantos que ya hay, sino uno bueno de verdad que pueda aportar valor al mercado, a sus clientes.

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